En los últimos tres años el Hospital San Jerónimo, de Montería, pasó de ser una institución en estado crítico a una que cumple las exigencias establecidas para los prestadores de servicios de salud y con una recuperación radical tras la intervención administrativa de la Superintendencia Nacional de Salud.
“Hoy el San Jerónimo tiene una nueva cara, cumple los estándares de habilitación con un porcentaje de 97,42%, con historias clínicas digitales, adecuaciones en infraestructura, talento humano con capacidades, salarios al día, suficiencia en medicamentos, insumos, equipos biomédicos de alta tecnología”, dijo el Superintendente Fabio Aristizábal Ángel, durante el acto de presentación de los resultados de esta transformación.
“Con todo lo realizado se recuperó la credibilidad, la confianza y la imagen institucional ante los usuarios, las autoridades sanitarias y los demás actores del sistema”, agregó.
El 1° de febrero de 2019, luego de comprobar que el hospital estaba en una situación tan débil que ponía en riesgo la prestación del servicio de salud a los usuarios, la Superintendencia ordenó su toma de posesión e intervención forzosa administrativa, para garantizar la atención con calidad a los cordobeses y a los pacientes que llegan de Sucre, Bolívar, el bajo Cauca antioqueño y el Urabá antioqueño, que son de su zona de influencia.
Su infraestructura estaba deteriorada, se encontraron hasta roedores, había desabastecimiento de medicamentos, reactivos e insumos quirúrgicos, el personal médico y asistencial era insuficiente, sus equipos biomédicos estaban obsoletos y les debía a los trabajadores 17.000 millones de pesos, por lo que los ceses de actividades eran frecuentes.
Un mes antes de la intervención, la Procuraduría encontró que 500 contratos por $21.000 millones fueron firmados en un solo día, el 1° de enero de 2019, por una gerente que estaba de vacaciones; los pasivos a junio de 2018 superaban los 56.000 millones de pesos y el déficit presupuestal equivalía al 36%.
La nueva cara
Hoy, el Hospital San Jerónimo está al día con los pagos a sus trabajadores y aumentó su facturación en 2.298 millones de pesos entre el 2019 y el 2022.
Se hicieron adecuaciones, mejoramiento de infraestructura y compra de equipamiento industrial con recursos propios por 1.560 millones de pesos en áreas como cirugía, sala de partos, imágenes diagnósticas, rehabilitación, gastroenterología, Unidades de Cuidados Intensivos, laboratorio clínico, hemodiálisis, consulta externa, la central de esterilización, el ascensor, el contenedor forense, el área administrativa, el archivo central, los transformadores eléctricos y la subestación eléctrica.
En materia asistencial, pasó de tener 14 camas UCI a 25, aumentó las Unidades de Cuidado Intermedio de dos a seis, se crearon las unidades de nefrología y diálisis renal, atención respiratoria para adultos y pediatría, gastroenterología y el servicio de cirugía maxilar.
También se creó el Centro de Rehabilitación Integral con cuatro áreas funcionales: psicología, terapia ocupacional, fonoaudiología y fisioterapia.
Entre las áreas abiertas y ampliadas también están el banco de sangre, urgencias y la central de esterilización y, ahora, el reforzamiento del laboratorio, del área de vacunación y la construcción del ascensor.
Se cambiaron los equipos médicos obsoletos por unos nuevos y ya es ágil el traslado de pacientes hacia y desde otras instituciones, las 24 horas del día.
Los cambios han sido tan importantes, que hoy los usuarios califican el servicio como ‘bueno’ o ‘muy bueno’ en un 98,58%, de acuerdo con un sondeo mensual que hace la institución entre los pacientes que están en las habitaciones y otros que ya han sido dados de alta o han terminado de ser atendidos.
El interventor del hospital, Rubén Darío Trejos, aseguró que, además, se tienen proyectos como el de afianzar al hospital como centro de investigación en unión con las universidades, abrir servicios de cardiología, oncología, psiquiatría y la unidad de traumas y quemados.
Además, se busca consolidar alianzas estratégicas para que la ESE sea centro de referencia departamental.
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