A sus 34 años, Viviana es una de las 8 operarias de barrido que a diario dejan limpias las calles de Facatativá. Ama su trabajo y siente que con él está dejando una huella medioambiental. Esta es su historia.
La imagen es maravillosa: una mujer joven vestida de traje gris barriendo a calle contigua a un parque en Facatativá, siempre con una hermosa sonrisa en el rostro. Un perro de raza criolla persigue su escoba, ella lo persuade, pero el canino se niega a irse.
Aquella mujer es Viviana Isabel Mateus, una amante de los animales y la naturaleza, una mujer que a diario camina las calles y parques de este municipio con escoba en mano limpiando y recogiendo los papelitos que ‘distraídos’ transeúntes botan al pasar.
Una guerrera y una luchadora, como le dice a diario su hijo de 16 años, a quien ha sacado adelante sola, luego de que el papá falleciera por un derrame cerebral. Ese joven que en tan solo año y medio la hará la mamá más feliz del mundo cuando reciba su cartón de bachiller.
‘Vivi’, como le dicen sus conocidos, es novata en este oficio. Lleva tan solo dos meses trabajando en Urbaser, la empresa prestadora del servicio de aseo en Facatativá, pero siente que llegar aquí le cambió la forma de ver muchas cosas, como el cuidado al medio ambiente y a esta ‘casa’, como ella misma denomina a nuestro planeta.
“La gente no se fija, pero cada uno de nosotros deberíamos llevarnos en el bolsillo nuestros papelitos y botarlos en la casa, si no existiéramos quienes hacemos esta labor, todos estaríamos caminando sobre labasura”, dice Viviana quien ahora enseña a sus familiares pautas de educación ambiental.
Caminatas diarias
El día a día de Viviana va y viene entre carros, transeúntes, conductores y vecinos, unos imprudentes y otros amables.
A las 6:30 a.m. ya está lista en la base, agarra sus bolsas, la escoba, sus elementos y su carrito. A las 11:00 a.m. ha caminado bastante y a su paso ha dejado las calles limpias y los andenes sin maleza, actividad que Viviana y sus compañeros llaman ‘desmoñe’.
En la tarde, ya a las 2:15 p.m., regresa a la base después de haber realizado su labor. La tarde es para su hijo. Prepara el almuerzo que consumirán al otro día, comparte con su familia y descansa un poco. Al día siguiente volverá a con su labor poniéndole toda la actitud.
Muchos halagos
“Cuando caminamos por la calle, la gente nos llama y cuando volteamos a mirar, y se dan cuenta que somos mujeres, se asombran, nos dicen que somos unas berracas. Esta también es una manera de demostrarle al mundo que somos capaces de todo, que nada nos queda grande”, asegura Viviana, quien ha contribuido, en lo que va corrido del 2021, a la limpieza de al menos 9.525 kilómetros de vías y áreas públicas en Facatativá, junto a sus 40 compañeros y compañeras que laboran en esta compañía.
Viviana siente un gran amor por su trabajo, aunque a veces complejo, e invisible para muchos, sabe que de esta manera está aportando para dejarle un mejor mañana a su hijo.
Cabe destacar que durante el tiempo de pandemia y con su labor, los trabajadores del aseo han impedido que los casos de contagios por COVID sean aún mayores.
Durante su jornada Viviana se divierte, aprende y comparte con quienes considera los amigos más fieles.
«Ya he conseguido que me quieran, cuando llego a algunos barrios los perritos ya me conocen, se acercan, juegan conmigo. Cuando tengo comida les doy, pero si no tengo, solo les doy cariñitos y ellos me acompañan en mi día a día”.
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