En 1966 no había en la industria musical en inglés artista más importante que el joven trovador estadounidense Bob Dylan. Para ese momento, Dylan había dado el salto del folk intelectual de Nueva York al sonido eléctrico del rock.
Se había convertido, tal vez sin buscarlo, en el vocero de la contracultura y los movimientos contestatarios. Blowin’ in the Wind, Masters of War y A Hard Rain’s a-Gonna Fall eran los himnos de una rabia que transformó para siempre el arte, las relaciones…