En Risaralda los campesinos que han destinado parte de sus predios a cultivar y preservar los bosques recibieron un reconocimiento por este aporte a la conservación de la naturaleza
Óscar Osorio Ospina
En un hecho sin precedentes en la historia reciente, 33 familias campesinas de diez municipios de Risaralda recibieron esta semana una significativa suma de dinero por concepto del pago de servicios ambientales, como reconocimiento a su decisión de cuidar y preservar los bosques, que no es otra cosa que cultivar el agua y la vida.
En las instalaciones de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Cárder, los propietarios de 200 hectáreas recibieron en total $455 millones como reconocimiento a su labor ambientalista, de un total de $2.500 millones que se espera entregar este año por ese concepto.
El director de la Cárder, Julio César Gómez Salazar, anotó que luego de las visitas técnicas se seleccionaron estas 33 familias cuyas fincas están ubicadas en veredas de Pueblo Rico, Apía, Santuario, Mistrató, Guática, Quinchía, Belén de Umbría, La Virginia y Pereira. La meta, en el caso del departamento, es llegar a un total de 1.000 hectáreas vinculadas al programa.
Los Pagos por Servicios Ambientales se implementaron en Colombia hace más de 20 años, sin embargo, solo desde hace 10 se ha desarrollado un marco de política pública para que su aplicación sea ordenada, eficiente y equitativa. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible explicó que se trata de un incentivo económico, en dinero o especie, que reconoce las acciones y las prácticas asociadas a la preservación y restauración de ecosistemas, que permiten minimizar conflictos en el uso del suelo y así favorecer el mantenimiento y la generación de servicios ambientales. Con este plan y de acuerdo con el CONPES 3886, para 2030, Colombia deberá contar con un millón de hectáreas bajo este esquema.
EL DIARIO dialogó con dos de estos campesinos beneficiados para conocer sus historias, que son ejemplos de vida.
Fábrica de agua
Gustavo Adolfo Echeverri Castaño es el propietario del predio La Florida, ubicado en la vereda El Jardín de Mistrató, zona de influencia amortiguadora del Distrito de Manejo Integrado Cuchilla de San Juan.
“La finca es de 512 cuadras, unas 325 hectáreas, la mitad en área ganadera y agrícola, la otra mitad a la conservación donde es el nacimiento de muchos acuíferos. Allí existen 17 nacimientos de agua y dos quebradas grandes, la quebrada Serna que es límite entre Belén de Umbría y Mistrató y la quebrada de Saquías”, explica Gustavo Adolfo.
En la finca La Florida fue adquirida en 1977 por el padre de Gustavo Adolfo quien la heredó en 1992. “Toda la vida hemos tenido que el bosque es un regalo de Dios, y que tenemos que cuidar los nacimientos de agua para las comunidades que hay abajo. En buena hora, la Cárder, Bosque Modelo para el Mundo, la Corporación Más Bosques, el Ministerio del Medio Ambiente y las entidades públicas y privadas, se unieron para compensarnos por nuestros servicios ambientales”, señaló este feliz cultivador de vida. Y no es para menos, por cuanto considera que así como existe una retribución ambiental para las empresas que están en la parte baja de los afluentes y posiblemente contaminan, también debe existir para las familias que conservan los bosques en la parte alta de las cuencas.
Como lo dice sabiamente Gustavo Adolfo, los bosques de niebla son una especie de esponjas que mantienen el nivel hídrico para que el agua pueda ser aprovechada por las comunidades ubicadas río abajo.
Al ser consultado sobre las prácticas que allí aplica, señaló: “El mayor cuidado es no tener uso agrícola, prohibir la caza y mantener el Bosque Sabio. Al bosque no hay que hacerle nada, sino que desde que lo mantengamos en estado de conservación, él se autorregula solo. Allí tenemos una cantidad de aves, de fauna y únicamente tenemos unos senderos ecoturísticos, yo soy guía de turismo y tengo una pequeña operadora turística donde llevamos a nuestros visitantes a concientizarlos ambientalmente, hacer observación de aves, disfrutar del entorno, del bosque de niebla y toda la belleza paisajística que nos brinda”.
Por ello, Gustavo Adolfo se siente muy satisfecho por el pago por servicios ambientales que acaba de recibir: “Sí, es el primer reconocimiento que nos hacen por la compensación por servicios ambientales, estamos muy satisfechos y muy agradecidos por todas las entidades vinculadas y espero que sea uno de muchos más reconocimientos que nos hagan a las personas del campo que cuidamos el bosque”.
Solo bosque
Una experiencia similar nos compartió Arquímidiz Ariza Santamaría, propietario del predio La Paloma de la vereda Yarumal de Pueblo Rico.
La finca fue adquirida por su familia hace doce años y cuenta con una extensión de 38 cuadras dedicadas, en forma exclusiva, a bosques. “La finca la tenemos dedicada en este momento toda a lo que llamamos nosotros engorde, la finca está en engorde, no la tenemos trabajando actualmente. A eso la dedicamos hace unos nueve años y no volvimos a sembrarle otros cultivos”, señala este orgulloso campesino.
Pero para compensar la parte económica, confiesa que tienen otra finca destinada a cultivos comerciales. “Nosotros allá tenemos tenemos otra entradita, entonces por eso a La Paloma no la estamos explotando en este momento, la tenemos quieta y ahora que nos resultó esta ayuda, entonces nos incluimos al programa”.
La familia de Ariza Santamaría está compuesta por seis hijos, cinco mujeres y un hombre, pero en total son nueve personas, incluyendo un cuñado, las que conforman este núcleo familiar. De ellos tres están dedicados a trabajar en actividades agrícolas y pecuarias en la finca, mientras que los demás realizan otras labores en distintos lugares.
Al recibir por primera vez el reconocimiento de la Cárder por concepto del pago de servicios ambientales, Arquímidiz explicó como vivió este momento: “Muy satisfecho porque uno nunca llega a coger una plática así, como dice el cuento, sin trabajarla. Sí, porque una cosa que estaba quieta y ya llegaron a ofrecernos este programa y a decir que nos iban a dar esto, entonces nos alegramos mucho”.