La posibilidad de subsidiar los sistemas de transporte masivos en Colombia por medio de un descuento en la tarifa de energía podría enfrentar varios desafíos aunque no sería inviable. Así lo sostienen los expertos en movilidad, quienes hablaron de los pro y contras de la propuesta lanzada el fin de semana por el presidente Petro.
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Una de las primeras personas en referirse al tema fue la alcaldesa Claudia López, quien considera que la iniciativa del presidente es «buena idea» pero que llevarla a la practica generaría un cobro adicional de $200.000 al mes para cada factura de energía.
Por eso dijo que su Alcaldía presentará una contrapropuesta, ya que «en todo caso no es viable pagar todo el transporte público con una sola fuente. Si fuera la energía, la «pequeña cuota» sería en promedio de $200.000 mensuales adicionales para cada hogar. Imposible. Hay que combinar varias fuentes: del gobierno nacional, los gobiernos locales, y los hogares», escribió la alcaldesa Claudia López, a través de sus redes sociales.
Por su parte, para Carlos Alberto Sandoval, exsecretario de Hacienda de Bogotá, la propuesta es viable, pero ejecutarla necesitaría de mucho más que un «pequeño ajuste».
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“El déficit del transporte masivo en Bogotá es casi el 50 por ciento del valor de la facturación o de los ingresos de Codensa en un año, es decir, que no habría un incremento marginal, sino un incremento del 50 por ciento de las tarifas para poder financiar el déficit”.
El experto le dijo a EL TIEMPO que la idea es conveniente en el sentido de buscarle una salida, pero claramente no podría ser solamente con tarifas de energía porque el incremento tendría que ser demasiado alto.
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Mientras tanto, el profesor José Stalin Rojas, director del Observatorio de logística y movilidad de la Universidad Nacional, señaló que la propuesta es llamativa, pero que falta hacer los estudios necesarios para que sea viable técnicamente y que a diferencia de quienes habían propuesto tarifa cero, aquí se conoce la fuente de financiación.
“Es operativamente fácil de recaudar y, finalmente, se debe calcular cuánto se recauda. Este monto debería cubrir los costos operacionales del sistema y contribuir a disminuir el déficit financiero del sistema. Este es el estudio que hace falta”, aseguró Rojas.
Además, Darío Hidalgo, profesor de Transporte de la Universidad Javeriana, dijo que otra posibilidad es hacerlo con el impuesto predial o con otros mecanismos de gestión de la demanda que se apliquen sobre los vehículos particulares.
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Sin embargo, Hidalgo considera que la tarifa cero puede ser inconveniente como objetivo. “Si bien hay muchas personas que necesitan apoyo, por bajos ingresos, familias grandes, mujeres cabeza de familia, personas mayores y estudiantes de estratos bajos, ya hay una gran proporción de usuarios del transporte público que sí tienen capacidad de pago, entonces no suena lógico apoyar con un subsidio a este grupo poblacional que tiene capacidad de pago”.
Y agregó que el Sisbén sería la mejor manera de asignar un subsidio a las personas que realmente lo necesitan.
Rojas dice que algo favorable de la idea de Petro es que se sabe la fuente de financiación y es estable, el presupuesto distrital no se afectaría porque esta contribución tendría destinación específica, es operativamente fácil de recaudar y sería más transparente que el actual sistema de recaudo, disminuiría los costos de transporte para todos y los colados.
No obstante, Rojas dice que una desventaja es que la propuesta no define si todos contribuirían por igual o sería diferencial (según el estrato), y que los costos de operación del sistema suben y, por tanto, la contribución en el recibo de la energía subirá periódicamente.
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Sandoval, el exsecretario de Hacienda, por otro lado, asegura que la principal ventaja de esta estrategia es que permite que la economía fluya más fácilmente, porque las personas podrían transportarse con mayor libertad y eso hace que el dinamismo de la ciudad crezca y que las personas no tengan la limitación del costo para poder ir de un lado a otro, para tener más relaciones económicas y sociales.
Sandoval indica también que se facilitaría el ordenamiento y el funcionamiento de la ciudad. “Hay ciudades en el mundo, principalmente en Europa, de tamaño intermedio, que tienen costo cero en la tarifa de transporte. Es decir que los costos se cubren con impuestos o con otro ingreso”, señala.
No obstante, dice que la desventaja de la estrategia es lo onerosa que podría llegar a ser, ya que en Bogotá el costo de operación del transporte está entre 6 y 7 billones de pesos. Financiarlo es muy difícil, pero se podría hacer de manera gradual.
“No es algo que sea viable en el corto plazo, pero sí es necesario y conveniente en el mediano y largo plazo. Podría empezar con generar una combinación de ingresos, no puede ser solamente a través de un ajuste menor en las tarifas de energía”, aseguró el experto en el tema.
Por ahora, esta es solo una idea, mas no una decisión tomada y el Gobierno Nacional no la implementará de inmediato.
PORTAFOLIO
Con información de EL TIEMPO