El Darién hace parte del corredor migratorio que utilizan miles de personas con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Sin embargo, también se ha convertido en la tumba de muchos que pierden la vida en el intento por lograr pasarlo.
Justamente, en Acandí, un pueblo chocoano que se ha convertido en la puerta al ‘infierno del Darién’, la población ha tenido que improvisar un cementerio para dar una sepultura decente a quienes se suicidan o amanecen muertos entre la naturaleza.
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El sepulturero del pueblo, a quien han apodado ‘ El Flaco’, asegura que han llegado muchos venezolanos, haitianos, entre otros migrantes provenientes de otras naciones. Él es quien arregla las tumbas, mantiene limpio el lugar e incluso de vez en cuando pone flores en las tumbas.
(Vea: A qué se debe el sobrepedido en movilidad a EE. UU. desde Colombia).
Él asegura que ha venido incrementando el número de muertos y por tanto el olor a muerte se hace más fuerte.
En el camino hacia ‘ la libertad’, hay un sin número de desafíos. Entre ellos, reunir el dinero, lidiar con grupos ilegales que les obligan a hacer oficios delictivos, las largas caminatas por la selva en las que deben lidiar con mosquitos, escases de alimentos, animales venenosos, corrientes de rios. Todo ello pone a prueba su físico y su salud mental.
Algunos mueren por infecciones, pero otros deciden ahorcarse porque pierden las esperanzas. Se han descubierto muchos de estos casos, pues el camino está lleno de retos, entre ellos el rechazo de la comunidad, la falta de recursos, las condiciones de miseria en las que deben vivir, entre otros factores.
(Vea: Cómo la economía del Darién colombiano se ha impactado por migrantes).
Así lo narra ‘ el Flaco’: «El venezolano que sepultamos a finales de julio, fue porque se había colgado en el muelle. Y no era el primero, últimamente está pasando cada vez más. Los pescadores los encuentran allá colgados y me llaman para que los recoja en la moto”,
Según se ha sabido, muchos cuerpos quedan en el camino y luego otros migrantes pasan rápido por su lado, pues los invade la impresión.
Otros migrantes, antes de iniciar la travesía mueren y son llevados al cementerio de Acandí.
Tumbas en Acandí
El Tiempo- Duván Álvarez
Con pocos recursos el sepulturero, ha puesto unas cruces en madera, y ha señalado de forma rudimentaria los nombres y fecha de la muerte para identificar al difunto. Hay muchos NN. Él ha determinado que hacerlo es importante, pues ya ha recibido a familiares que llegan en busca del cuerpo de sus difuntos
Hoy en día, a los pobladores de Acandí, no les sorprende que el sepulturero lleve en su moto a un muerto como pasajero.
Este pueblo se ha visto obligado a convivir con la muerte y aunque muchos quisieran alejarse de la situación, la llegada masiva y constante de migrantes hace que esto se haga habitual y lamentablemente parece que fuese ‘normal’.
(Vea: Petro dice que desbloquear la economía de Venezuela ayudaría al Darién).
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