Ante una situación inflacionaria alta en el mundo, se han planteado diferentes métodos con los cuales las diferentes economías puedan hacerle frente al crecimiento de precios.
Una de estas estrategias tiene que ver con el mercado laboral, más específicamente en los salarios de los trabajadores.
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Según el semanario ‘The Economist’, los empresarios, hasta hace tiempos recientes, estaban muy preocupados por contratar mayor personal, lo cual, a la larga, generaba más puestos sin cubrir, y como consecuencia, hiciera que los trabajadores aumentaran sus pretensiones salariales.
«El crecimiento salarial interanual en todo el mundo rico se duplicó desde la tasa anterior a la crisis hasta cerca del 5 %, lo que aumentó los costes de las empresas y, a su vez, las animó a subir los precios que cobraban a los consumidores«, menciona el medio económico.
Y es que a partir de este escenario, ‘The Economist’ planteó un escenario en el cual se congelen los montos con los cuales se les paga a los trabajadores como una forma de, al menos, mitigar los efectos de la inflación y cerrar la brecha entre oferta y demanda de mano de obra.
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«Dado el débil crecimiento de la productividad en todo el mundo rico, un objetivo de inflación del 2 %, sólo es probablemente alcanzable si los salarios nominales crecen un 3% anual o menos«, agrega el semanario.
Y añade: «Los banqueros centrales esperaban que, subiendo los tipos de interés, la demanda de mano de obra disminuyera, lo que enfriaría la inflación salarial sin destruir los medios de subsistencia de la población«.
¿Es difícil implementar esta medida?
‘The Economist’ aseguró que estos métodos han logrado que la demanda de mano de obra sea solo un 0,4 % superior a la oferta.
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«La menor demanda de mano de obra también ha causado sorprendentemente poco daño a las perspectivas de empleo de los ciudadanos. Estimamos que, en el último año, el descenso de las vacantes ha representado toda la disminución de la demanda de mano de obra en el mundo rico«, explica el medio económico.
No obstante, este plan no tendría una implementación sencilla, pues, según afirma el mismo, a pesar de que la caída en la mano de obra disminuya, esto no conllevaría disminuir la inflación salarial.
El medio utilizó como ejemplo el caso de Estados Unidos: «Aunque el crecimiento salarial estadounidense ha disminuido de más del 5,5 % interanual a alrededor del 4,5 %, probablemente siga siendo demasiado alto para el objetivo de inflación del 2 % de la Reserva Federal. Y en otros lugares hay pocos signos de progreso«.
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Analistas de JPMorgan Chase, citados por ‘The Economist’, afirmaron que «los primeros indicios para enero muestran que los acuerdos salariales negociados se ralentizan sólo modestamente«.
El semanario explica que unos acuerdos salariales más generosos podrían significar una mayor inflación en el futuro, «lo que a su vez conduciría a acuerdos aún más generosos«.
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