El ataque cobró la vida de un hombre de 34 años.
Luego de que se escucharan varios impactos de bala a las 7:10 a.m. de ayer, un silencio sepulcral se apoderó de las calles del barrio Las Quintas, en Ciudad Bolívar. Los residentes de esta alegre y ruidosa comunidad vieron cómo uno de sus vecinos más queridos, identificado como Marcos Torres Páramo, perdió la vida en medio de un ataque sicarial.
El crimen de Marcos, de 34 años, ocurrió en la carrera 17F con calle 70 sur, a pocos metros de su casa y cerca del lugar donde trabajaba su esposa, un puesto de comida ambulante. Esta familia se había ganado el respeto y reconocimiento de sus vecinos por la dedicación y honradez que ponían en su trabajo.
Ataque indiscriminado
“El señor que mataron era bien conocido por acá. Él siempre se veía guardando la moto en el parqueadero y se notaba que era un señor muy juicioso. Lo que se sabe es que él llegó a sacar su moto, de color gris con rojo, y cuando estaba saliendo del parqueadero, le dispararon. Lo raro es que nadie vio a las personas que hicieron eso, porque a esa hora esta cuadra estaba llena de gente que esperaba el bus alimentador de TransMilenio”, comentó un comerciante de la zona a Q’HUBO.
Marcos estaba sobre su moto, de placas CHD 22F, cuando se dispuso a salir del estacionamiento comunitario. Como todos los días, saludó al vigilante de la caseta que cuidaba los vehículos, sin percatarse de que esas serían las últimas palabras que pronunciaría antes de ser asesinado.
Cuando había recorrido tan solo un par de metros fuera del estacionamiento, fue abordado por un sujeto que empezó a disparar a diestra y siniestra, apenas vio que Marcos estaba en estado de indefensión.
“Eso pasó en cuestión de segundos. Sonaron como seis disparos y todo el mundo estaba aterrado. Cuando se escucharon los primeros tiros, varios volteamos a mirar al señor de la moto. Él botó su motico al suelo, en toda la esquina, y ahí como que le habían pegado el primer balazo. Luego, él salió corriendo para intentar cruzar la calle y poder salvarse, pero ese pobre cristiano no logró ganarle esa carrera a la muerte”, relató un comerciante del barrio.
En los escasos ocho metros que alcanzó a recorrer Marcos intentando llegar hasta la otra acera, el sicario, sin ninguna compasión y sin importarle que varias personas pasaban por el lugar, disparó nuevamente contra Torres. Este cayó frente a una señal de tránsito, a centímetros de llegar al andén. El cuerpo del hombre quedó boca bajo, luego de recibir dos certeros disparos. Después, de un momento, una mujer, al parecer su pareja, arribó al lugar de los hechos donde vio a Marcos aún con el casco puesto y agonizando por las heridas que acababa de recibir.
“Luego de que pasó todo, esta cuadra se llenó de gente. Al señor se lo llevaron en un carro, pero la verdad no me fijé en cuál. Lo que supimos es que lo trasladaron al Hospital de Meissen, que queda muy cerca”, dijo un residente del sector.
Minutos después de haber llegado a la sala de urgencias del centro asistencial, Marcos perdió la vida.
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