En un mundo donde el crédito y las transacciones electrónicas hacen parte de la vida cotidiana, es difícil imaginar un tiempo cuando las tarjetas de crédito no existían. Sin embargo, aún no han pasado ni 100 años desde que comenzó la historia de este herramienta financiera.
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Sus inicios se remontan a 1949, cuando Frank McNamara y sus socios introdujeron la Diners Club, una de las tarjetas que, hasta el momento, continúa demostrando exclusividad en sus clientes.
De acuerdo con ‘Forbes’, este invento, que revolucionó el sistema de pagos, surgió de una noche en el restaurante Major’s Cabin Grill, de Nueva York, cuando McNamara se encontraba cenando con sus abogados y, al querer pagar la cuenta, se percató de que había olvidado su dinero en casa.
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El empresario llamó rápidamente a su esposa y le pidió que le llevara la billetera al restaurante. De esa manera solucionó la situación e invitó otra ronda de licores a sus acompañantes, pero cuando llegó a casa el mal rato que pasó puso su cerebro en funcionamiento.
Entonces, un año después (en 1950) McNamara decidió sacar a la luz su nuevo invento: una tarjeta de pago que permitiera no cargar dinero en efectivo y que fuera aceptada en varios establecimientos. Fue entonces cuando nació la primera tarjeta de crédito, Diner’s Club.
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El principio detrás de la Diners Club Card era sencillo: los titulares podían acumular cargos en una cuenta centralizada, que debían saldar al final del mes. Esta innovación permitió a los consumidores disfrutar de más flexibilidad financiera y facilitó las transacciones comerciales.
Tarjetas de crédito.
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Aunque la tarjeta inicial era exclusiva para el uso en restaurantes, su éxito pronto inspiró la expansión a otros comercios y servicios.
Años después, en 1958, la institución financiera Bank of America creó la tarjeta de crédito Bankamericard, que después se convirtió en lo que hoy todos conocemos como VISA, y se creó la Interbank Card Association, actual Mastercard.
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Hoy en día, las tarjetas bancarias disfrutan de una auténtica Edad de Oro, impulsada por el crecimiento del comercio en línea y la reducción de sucursales bancarias.
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