Diego Murillo Ramírez, fue el hombre que en el barrio Guacamayas (San Cristóbal) acabó con la vida de su pareja sentimental, identificada como Tatiana Andrea Grueso Calderón, propinándole 20 puñaladas y, de manera desalmada, dejó al hijo de esta mujer durmiendo durante tres días con el cadáver de su madre.
A pesar de que las autoridades sentenciaron a este sujeto a 18 años y tres meses de prisión, hoy nuevamente Diego está bajo la mira de las autoridades por el feminicidio de Olga Lucía Peñuela Bojacá, madre de cuatro hijos, a quien Diego conoció en el barrio Santa Rita Sur Oriental, la misma localidad donde perpetró el primer asesinato.
Este hombre, luego de que Olga le dijera que no quería seguir con él, la asesinó en plena vía pública delante de la hija de 14 años, apuñalándola indiscriminadamente en varias ocasiones en el Valle del Cauca, de donde era oriunda la víctima.
Q’HUBO conoció de primera mano las dos historias que han hecho que estas dos familias alcen su voz para exigir a las autoridades que se haga justicia y que este tipo esté tras las rejas pagando por los dos atroces crímenes en contra de dos mujeres a quienes un día les profesó amor eterno, pues este desalmado continúa libre a pesar de que hay una orden de captura en su contra y tiene todavía casa por cárcel debido al primer asesinato que cometió.
“Ese desgraciado asesinó a mi hija, que tenía 21 años, de una manera muy brutal. No entiendo cómo la justicia lo dejó en casa por cárcel”, relató a Q’HUBO Gustavo Adolfo Grueso, padre de Tatiana Andrea, más conocido en el mundo de los motociclistas como ‘Pulgarcito’.
El crimen de Tatiana ocurrió el sábado 16 de mayo de 2015 dentro de una vivienda del barrio donde Diego vivía junto a Tatiana y al hijo de esta mujer.
“Mi hija nunca me quiso presentar a ese tipo. Ese tipo hizo una atrocidad con mi hija. Para mí está claro que el Estado es cómplice al dejarlo libre y más sabiendo que a ese señor no le habían dado rebaja de penas. Cuando supimos de la muerte de mi hija fue porque mi nieto salió de la casa a avisar del crimen. Ese tipo estranguló a mi hija y la apuñaló en la espalda en varias ocasiones. Después de eso, ese desgraciado puso a dormir a mi nieto con el cuerpo de mi hija durante tres días”, dijo Grueso.
Y añadio: “Luego de eso, fue que el niño llegó a donde un familiar y les dijo que la mamá no despertaba y que había mucha sangre. Ahí nos dimos cuenta de lo que había hecho. Apenas pasó eso, ese tipo se escapó, no sin antes alterar la escena para decir que mi hija lo había atacado, pero yo mismo empecé a buscarlo por toda Colombia y a hacer presión con el club de moteros. Así fue como diez días después ese tipo se entregó en Chicoral (Tolima), de donde es oriundo y donde se estaba escondiendo de la justicia. Luego le dictaron la sentencia, pero cuál fue mi sorpresa cuando me enteré de que a este desgraciado no solo lo habían dejado en casa por cárcel luego de haber pagado solo cinco años dentro de una cárcel, sino que también ya había matado a otra mujer con la que había tenido otra relación. Por eso yo le exijo a la justicia que actúe. Un tipo de estos es un estorbo para la sociedad y no sirve para nada”.
La otra víctima fatal
Olga Lucía Peñuela Bojacá, de 36 años, fue asesinada de manera violenta y desalmada el jueves 5 de diciembre de este año a las 12:00 p.m., en el municipio de Caicedonia, Valle del Cauca, hasta donde este tipo llegó luego de que esta mujer acabara la relación sentimental.
“Olga conoció a ese señor por redes sociales, ellos llevaban como un año de relación. Mi hija vivía cerca de Santa Rita Sur Oriental, aparentemente ese señor vivía cerca de la casa de mi hija. Luego de unos meses fue que se vinieron a vivir acá a Caicedonia, en febrero de este año. Ellos se veían muy normal. A mí sí me dio miedo y le pregunté que si no tenía temor de lo que había pasado con ese señor, pero ella me dijo que no, que él le había dicho que Diego había matado a la exmujer porque la agarró con otro tipo, y pues como él era muy acomedido, yo no sospeché nada y no me metí más en esto. Mi hija siguió trabajando normal como jefe de talento humano, pero hace un mes empezó a pelear con ese tipo, hasta que le dijo que terminaran la relación”, comentó a Q’HUBO Gloria Bojacá, madre de Olga.
Luego de la ruptura, Diego volvió a Bogotá. Según relató la madre de Olga, quien tenía cuatro hijos, ese sujeto venía a la capital a reportarse con el Inpec por la medida de prisión domiciliaria que tenía, pero unos días antes de cometer el feminicidio de Olga, este tipo empezó a acecharla.
“El día del crimen de mi hija, Olga estaba con la hija de 14 años, ella ya estaba saliendo y retomando su vida. Esa noche, Diego se fue a donde estaba mi hija y la sacó de donde estaba. En la carrera 15 con calle 13 fue que ese tipo empezó a apuñalar a mi hija. Mi nieta le decía: ‘No Diego, no la mate que es mi mamá’, pero mi nieta dice que entre más le rogaba, más duro ese desgraciado le daba a mi hija. En ese momento no había nadie en la calle y a mi nieta le tocó presenciar todo. Luego, como pudo, le avisó a la Policía, pero lo terrible es que ese tipo se voló. No entendemos cómo dejaron libre a este tipo que ya había matado a una mujer. Ese tipo debe estar preso porque cuántas mujeres más pueden estar en peligro por culpa de este desgraciado”, concluyó entre lágrimas la madre de Olga, quien fue enterrada el sábado 7, mientras las dos familias esperan que la justicia actúe y atrape a este peligroso sujeto.
Feminicidio en Colombia
La ley 1761 de 2015 dictaminó que: “La presente ley tiene por objeto tipificar el feminicidio como un delito autónomo, para garantizar la investigación y sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación, así como prevenir y erradicar dichas violencias y adoptar estrategias de sensibilización de la sociedad colombiana, en orden a garantizar el acceso de las mujeres a una vida libre de violencias que favorezca su desarrollo integral y su bienestar, de acuerdo con los principios de igualdad y no discriminación”, como reza en la constitución política de Colombia.
Esta Ley fue sentenciada antes de que Diego cometiera en crimen de Tatiana, por ello no pudo se condenado bajo esta misma la cual tiene una pena máxima de 60 años de prisión sin derecho a rebaja de penas o casa por cárcel.
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