En la vía Panamericana, entre Pasto e Ipiales, El Pedregal ofrece una experiencia única con su variada gastronomía, arte local y un ambiente que fusiona la tradición y la historia de la región.
Noticias Nariño
Ubicado en la vía Panamericana, entre Pasto e Ipiales, el parador gastronómico El Pedregal se ha convertido en uno de los destinos más populares para quienes desean saborear la auténtica gastronomía de Nariño. Este sitio, que se encuentra en el municipio de Imués, no solo ofrece una variada oferta de platos típicos de la región, sino que también permite a los visitantes sumergirse en la rica cultura y el arte nariñense.
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Un Destino de Sabor y Tradición
A lo largo de los años, El Pedregal ha sido un lugar de encuentro para los viajeros que transitan por la región, quienes aprovechan para hacer una pausa y disfrutar de los exquisitos sabores nariñenses. Entre los platos más destacados se encuentran el tradicional frito pastuso, las chirimollas frescas, el tostado de maíz, y las deliciosas ojaldras o tortillas acompañadas de un buen café local.
Cada bocado es un reflejo del arraigo cultural de la región, con sabores que cuentan historias de la tierra y de las tradiciones de los pueblos que han habitado Nariño desde tiempos ancestrales. Los platos no solo destacan por su sabor, sino también por la manera en que preservan las técnicas culinarias transmitidas de generación en generación.
El Pedregal no solo es un paraíso para los amantes de la gastronomía, sino también un lugar donde se puede apreciar el arte nariñense en cada rincón. Las fachadas de las viviendas que rodean el parador están adornadas con expresiones artísticas que reflejan la identidad y el espíritu de la región. Este toque de arte transforma la visita en una experiencia sensorial completa, que fusiona el sabor, la historia y la cultura.
El Pedregal se encuentra estratégicamente ubicado en el punto medio entre Pasto, Ipiales, Túquerres y Tumaco, municipios que albergan comunidades indígenas y han sido históricamente centros de intercambio cultural, social y económico. Esta ubicación ha convertido al parador en un lugar de tránsito y encuentro para viajeros, comerciantes y turistas, lo que ha enriquecido su oferta cultural y gastronómica a lo largo de los años.
Además de disfrutar de los deliciosos platos típicos, los visitantes pueden aprovechar para conocer el arte local, admirar las fachadas de las casas, y disfrutar de la tranquilidad y belleza del paisaje nariñense. En la zona hay balnearios y centros recreacionales.
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