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Andrea López se enfrenta a un dilema cotidiano en las carreteras: desplazarse cada mañana desde su hogar en Madrid, Cundinamarca, hasta su oficina en Bogotá, un recorrido de 30 kilómetros que debería tomar alrededor de una hora. Sin embargo, el trayecto se convierte en una maratón de tres horas debido a la densa congestión vehicular, una experiencia que refleja la situación de muchos residentes de los municipios que rodean a Bogotá. Este caos vial consume más de cuatro horas diarias de su vida, tiempo que Andrea considera perdido en un embotellamiento incesante.
Buscando una solución a este problema, Andrea optó por adquirir una motocicleta. Este cambio drástico permitió que su tiempo de desplazamiento se redujera significativamente a tan solo una hora, transformando su jornada en una experiencia menos estresante y más eficiente. Como Andrea, una multitud de residentes en la sabana de Bogotá han encontrado en las motocicletas una solución rápida y económica para los problemas de movilidad que aquejan a la región. No obstante, este aumento en el uso de motocicletas ha generado inquietudes respecto a un incremento en la siniestralidad vial.
El secretario de Movilidad de Cundinamarca, Diego Jiménez, mencionó en una entrevista que, a pesar de que las motocicletas son una opción práctica y eficiente para la movilidad, también representan un grupo vulnerable en las vías. En caso de un accidente, la exposición del cuerpo del motociclista a los impactos es un factor que requiere atención. Jiménez señaló que el aumento en el uso de motocicletas no es exclusivo de Cundinamarca, sino que es un fenómeno nacional. De los 2.200.000 vehículos registrados en el departamento, 1.400.000 son motocicletas.
A nivel nacional, la Asociación Nacional de Industriales (Andi) y Fenalco han reportado un crecimiento notable en el registro de motocicletas. En los primeros 11 meses de 2024, se contabilizaron 729.761 nuevas motocicletas en el país, un aumento del 18,01 % en comparación con el mismo periodo del año anterior. En noviembre de 2024, se registraron 71.124 motocicletas nuevas, mostrando un crecimiento del 31,33 % respecto al mismo mes del año anterior. Las marcas más vendidas durante este mes fueron Yamaha, AKT y Suzuki, con Yamaha liderando el mercado con un 20,22 % de participación. El segmento de motocicletas con cilindrada entre 100 cc y 125 cc representó el 49,23 % de las ventas, seguido por el segmento entre 151 cc y 200 cc, con un 24,54 %.
El secretario Jiménez atribuye este fenómeno a dos factores clave: la baja eficiencia del transporte público y la falta o escasa oferta de medios de transporte en algunos municipios. La motocicleta se ha convertido en una opción asequible y ágil para la movilidad de las familias colombianas, y Cundinamarca no es la excepción a esta tendencia. Sin embargo, este auge de motocicletas representa un desafío en términos de siniestralidad: en Cundinamarca, los motociclistas son el grupo que más fallecimientos registra en accidentes de tránsito, representando un 52 % del total de muertes, seguido de los peatones con un 22 % y los ciclistas con un 10 %.
Las estadísticas de la Gobernación de Cundinamarca, correspondientes al período entre enero y octubre de 2024, revelan que las áreas rurales concentran el 61,7 % de los fallecimientos en accidentes de motocicletas, mientras que las zonas urbanas registran un 33,2 %. El exceso de velocidad es identificado como el principal factor de siniestralidad a nivel mundial, pero en Cundinamarca, la falta de experiencia y destreza en la conducción se asocia con el 38 % de los incidentes fatales.
Sin embargo, lo que podría considerarse un panorama sombrío, también tiene una luz de esperanza. Jiménez resaltó que en los últimos siete meses, el departamento ha experimentado una disminución en las víctimas fatales por accidentes viales. Se ha registrado una reducción del 3,1 %, lo que se traduce en alrededor de 17 vidas salvadas. A octubre de 2024, se contabilizaron 277 fallecidos, comparado con 2023, cuando el número fue mayor. Esta tendencia positiva es atribuida a una articulación efectiva entre las autoridades departamentales y municipales, así como al trabajo conjunto con entidades del sector privado.
En cuanto a los municipios con mayor siniestralidad, Soacha, La Vega y Madrid encabezan la lista, debido a su ubicación estratégica sobre corredores nacionales y la alta densidad de vehículos. Funza, Mosquera y otros municipios de la sabana de Bogotá también figuran entre los más significativos en cuanto a registro de nuevas motocicletas.
Los corredores viales más críticos en Cundinamarca son Fusagasugá-Silvania-Bogotá, Bogotá-Ubaté y Cumaral-Barranca de Upía. Estos tramos representan el 11,28 % del total de fallecidos en el departamento. Según Jiménez, las causas más comunes de los accidentes incluyen adelantamientos indebidos, colisiones contra objetos fijos y el exceso de velocidad.
El análisis de la accidentalidad en la sabana de Bogotá entre 2023 y 2024 muestra un descenso en los fallecimientos y heridos en municipios como Soacha y Facatativá. Sin embargo, en Mosquera, aunque las muertes disminuyeron, los heridos aumentaron.
Este contexto plantea un desafío complejo: evitar la satanización de las motocicletas y, en su lugar, fomentar un uso responsable y seguro de todos los medios de transporte. La Secretaría de Movilidad ha implementado un conjunto de medidas enfocadas en la pedagogía y el control, destacando programas como Ruta Segura, que ha sensibilizado a miles de personas sobre seguridad vial.
El debate sobre la motocicleta como medio de transporte revela la fragilidad inherente de ciertos actores viales. La vulnerabilidad de motociclistas, ciclistas y peatones frente a vehículos más protegidos es evidente. Por ello, la promoción de un sistema de transporte seguro y la educación vial son fundamentales para mitigar los riesgos asociados a la movilidad en motocicletas en Colombia.
