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Nuestros tesoros embolatados en Europa

Nuestros tesoros embolatados en Europa

Este año se celebrará en Cartagena la tercera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos, un evento que reunirá a expertos en arqueología, y en donde se hablará de un tema de interés nacional: la repatriación de cientos de tesoros que están embolatados en Europa, y que en su mayoría fueron sacados del país de manera ilegal.

A veces en solitario, y otras acompañados del gobierno, varios arqueólogos han emprendido luchas para que se devuelva lo que hace parte de la historia de todos; tal es el caso de David Dellenback, un gringo que en la década de 1970 se quedó a vivir en San Agustín (Huila) para aprender de las figuras talladas, y en sus estudios se encontró con el robo más grande y más viejo hecho a nuestro patrimonio.

El mayor saqueo arqueológico

El etnólogo alemán Konrad Theodore Preuss no goza de buena fama entre los arqueólogos del país, esto porque entre 1913 y 1919 vino al país y bajo la excusa de estudiar las culturas de Huila y Nariño resultó llevándose a su país 35 piezas del sitio arqueológico de San Agustín (foto).

En su camino engañó a campesinos y autoridades para atravesar desde el sur el río Magdalena hasta llegar al puerto de Barranquilla, a donde arribó con cerca de una tonelada de esculturas, moldes yobjetos de cerámica, así como herramientas de piedra empleadas por indígenas que habitaron esa región del país entre el año 1000 antes de Cristo hasta el 900 después de Cristo.

El escándalo de Preuss habría quedado en el olvido de no ser porque en 1974 un juicioso estudio de la Universidad Nacional permitió detallar que 21 de estas piezas habían ido a parar al Museo de Etnología de Berlín.

Perdidas en el sótano de un museo

A principios de 1990 la información del paradero de las obras arqueológicas llegó a manos de David Dellenback y su esposa, Martha Gil (foto). Este arqueólogo gringo, que lleva más de 50 años estudiando y preservando las famosas piedras precolombinas, no dudó en viajar al museo, y allí, entre cajas y en un sótano, encontró las 21 piezas; desde entonces inició todo un movimiento para lograr su repatriación, tarea que todavía no se logra a pesar de que el mismo Museo en Berlín está dispuesto a devolverlas para cumplir con las regulaciones de la Unesco.

El robo del San Agustín 155

De acuerdo con las autoridades, una pieza arqueológica puede valer entre 5 y 8 millones de pesos en el mercado negro a nivel nacional, pero por fuera del país este valor se dispara, y las piezas se cotizan entre coleccionistas privados.

Tal fue el caso del San Agustín 155, una estatua demás de 100 kilos que se robaron en 1988. Según las investigaciones, salió por el sur del país hasta Argentina, y allí fue embarcada a Europa, donde fue descubierta por la policía de Dinamarca en 2006, cuando inspeccionaban la mansión de Jan Erik Pelle, un millonario investigado por corrupción y quien tenía una colección con 656 piezas arqueológicas de Ecuador, Perú, México y Colombia.

Y aunque Pelle entregó su colección en medio de un acuerdo con la justicia, no sería sino 23 años después (2011) cuando las autoridades danesas devolvieron la pieza de 76 centímetros de alto.

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Written by jucebo

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