Las mujeres dedicadas a este oficio, además de atender los partos, acompañar a la madre gestante y cuidar del bebé recién nacido, brindan servicios de medicina ancestral, diagnóstico y trata de enfermedades a las comunidades.
Por eso, la Corte Constitucional reconoció esta práctica, ejercida principalmente por comunidades negras, afrodescendientes, raizales o palenqueras ubicadas en la costa Pacífica colombiana, como un saber ancestral y patrimonio cultural de la Nación.
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