Cuando era niño, Gerson Enrique vendía dulces en los buses que lo llevaban al colegio para intentar ayudar a su madre con los gastos del hogar. Lo hacía a escondidas de ella, para que no lo regañara porque al ser apenas un niño, no debía ponerse a ayudar de esa manera aunque pasaran por muchas necesidades.
Un día, un muchacho que rapeaba en esos mismos buses se le acercó, y le dijo que dejara de vender dulcesitos y se dedicara a cantar para conseguir más plata. Lo convenció, y de…