Según versiones del Coiba de Picaleña, el hombre prendió fuego a su celda, sin embargo, la madre desmiente eso y contó entre lágrimas el infierno que vivió allí en los meses que estuvo privado de la libertad.
El pasado 9 de agosto de 2023, se presentó una situación en el Coiba de Picaleña donde un privado de la libertad en extrañas circunstancias prendió fuego a su celda y colchoneta generando una voraz conflagración, registrando la emergencia al interior del centro carcelario.
El privado de la libertad Juan Sebastián Atehortua de 30 años, tuvo quemaduras en un 88% de su cuerpo que lo tuvieron en delicado estado de salud y el 14 de agosto perdió la vida, producto de las graves afectaciones que tuvo en su integridad.
Ondas de Ibagué, dialogó con la madre del interno, Pastora Ramírez, quien dio a conocer otra versión de los hechos, que desmentirían lo expresado por el centro carcelario y penitenciario Coiba de Picaleña, ya que hace graves denuncias de torturas y del asesinato de su hijo.
“Hay muchas mamás que han llorado sus hijos en Picaleña, porque dicen que se queman, pero el mío me lo mataron y quemaron, a él me le venían dando mala vida, lo estaban aporreando, hicieron muchísimas cosas desde el mes de abril allá en Picaleña en los pabellones viejo y luego pasó a la zona nueva”.
Asimismo, expuso que se negó a realizar diferentes acciones delincuenciales desde allí, donde comenzó a vivir un infierno completo y no comía por miedo a ser envenenado.
“Él no aceptó unas cosas que le estaban diciendo que tenía que ponerse a hacer con esa gente de allá, entonces por eso hasta cianuro le iban a echar en la comida una vez y él ya no comía, estaba muy delgado por eso, porque solo comía paquetes y gaseosa. Pedí ayuda por muchos lados”.
También, contó que no fue quemado en la celda, puesto que esta no tenía rastro de esto, lo cual deja en entredicho la versión inicial que se maneja, ya que ni incendio se reportó.
“A él me lo torturaron, luego lo quemaron, yo fui a la cárcel de Picaleña a recoger las pertenencias de mi hijo, pero primero dijeron que se habían quemado todas, después me las pasaron y no estaban quemadas, es mucha la mentira que se dice en esa cárcel. Allá no se dieron cuenta de las alarmas de incendio y ese día no hubo nada”.
Ramírez reveló que “allá le estaban diciendo que tenía que conseguir cédulas para llamar a extorsionar y él me dijo que no se iba a poner a hacer eso para vivir bien acá, entonces fueron muchas cosas que le pidieron hacer a él y se negó. Hasta nos tocó pagar $300 mil para que los dejarán hablar con nosotros siempre”.
Por su parte, aseveró que le clamaba que lo sacará del lugar por lo que estaba pasando, donde le tatuaron los nombres de su familia y amenazaban con poner veneno en su comida.
“Dejamos de enviar plata y empezaron a torturarlo, me le tatuaron la cara, le pusieron los nombres de todos en la cara para que se llevará los nombres de las familia en la cabeza porque me lo iban a matar, empezaron a pasarlo por todos los patios y le decían que no comiera porque le habían echado cianuro”.
Finalmente, reiteró que “a él me lo quemaron, no sé con qué lo quemaron porque en la celda lo que había no está quemado. Yo tengo unos videos donde él me decía que lo sacará de allá porque a mí me van a matar y suplicaba que me lo sacarán de allá, me entregaron el pantalón orinado y en esa tortura que le hicieron, se orinó”.
Es de señalar, que el interno era oriundo de Armenia, tenía tres hijos, dos niñas de 11 y 10 años y un niño de un año.
