Dos ciudades hermanas que comparten más problemas que ventajas, es importante que los gobiernos locales trabajen al unísono.
A Pereira y a Dosquebradas los unen los mismos amores y los mismos dolores. Ambos municipios tienen locura por el Depor, han llorado por los fallecidos de una misma tragedia, padecen a diario los insufribles trancones en el Viaducto, en cualquier sentido. Unos viven aquí y trabajan allá, otros viven allá y trabajan aquí. Igual pasa con el colegio para los niños.
Los centros penitenciarios también son compartidos, el río Otún los toca casi por igual y precisamente en esa delgada línea que es el río, es donde se presentan la mayoría de las diferencias. La falta de mantenimiento de la corona de la ladera norte históricamente ha caído al río y afecta sobre todo a la ladera de Pereira. Y sin ir muy lejos, figurativamente la Perla del Otún parece el patio de la Ciudad Industrial.
‘Solo queremos dormir’
La semana pasada se llevó a cabo una reunión en la que se escucharon los diferentes problemas que afectan una parte del centro de Pereira, pues bien, entre los asistentes se encontraban los residentes de las carrera 3 entre calles 33 a la 37, se refirieron al hecho de que estaban a punto de poner en venta sus casas, porque resulta imposible conciliar el sueño cuando frente a ellos se encuentra la zona de discotecas de La Badea.
Los vecinos dijeron: “Es tan alto el nivel de la música que las ventanas cimbran, es horrible, pero como ahí donde están ya no son problema para Dosquebradas, porque están en la cola, nadie los llama al orden”, por esta razón solicitaron la intervención del alcalde Mauricio Salazar, para abogara ante el alcalde Roberto Jiménez, por ellos. El organizador de la reunión dijo que a la próxima cita pactada para el 5 de septiembre, se iba a invitar al gobernador Juan Diego Patiño, porque este ya era un asunto que tocaba a dos municipios.
En consulta a la Carder
La vigilancia de contaminación por ruido está en manos de la Autoridad Ambiental, por tal motivo se le preguntó al director Julio césar Gómez, acerca de las labores que ellos desarrollan en procura del bienestar de las personas aledañas a sitios de entretenimiento nocturno y esto respondió:
“Sobre la ladera norte hacemos varios trabajos entre estos, la actualización de los mapas de ruido, ellos tienen unos mapas aprobados, nosotros permanentemente los estamos revisando”.
La diversión de muchos se convierte en martirio para otros.¿Qué escala manejan, de cuánto a cuánto se considera ruido?
“Medir el ruido es una cosa muy difícil, porque el ruido depende de la temperatura, de la humedad, depende de los vientos, entonces sobre eso hay muchos mitos y hay muchas controversias de la gente, por eso es tan difícil cerrar un negocio por ruido, porque no es tan fácil probar el nivel de contaminación. La gente tiene una percepción ‘suena muy duro’, pero usted va y mide y está por debajo de los decibeles permitidos”.
Por los motivos ya descritos es que desde la Carder tienen una propuesta que consiste en que los alcaldes cuando deban aprobar un uso que tiene que ver con ruido, le exijan al operador el plan de insonorización e instalar un sonómetro electrónico que le permita tener constantemente mediciones de cómo se está comportando el ruido de acuerdo a los condicionantes ambientales y la gente.
“Se cree que el ruido crece exponencial, la onda del ruido se va montando, si en este espacio voy hablando y habla otra persona, se monta una voz sobre la otra, lo que es una sumatoria. Si produzco ocho decibeles y el otro también ocho decibeles, no se perciben ocho sino 16 decibeles, por eso es tan complicado el diagnóstico y es más importante hablar en temas de prevención”.
¿Cada cuánto visitan las alcaldías para hablar del tema?
“Cada año hacemos reuniones con los secretarios de Gobierno, para mirar los diagnósticos situacionales del ruido y actualizar el ruido en la ciudad, porque es mutante de acuerdo a los usos, el transporte y la industria”.
¿Qué dicen en Dosquebradas?
Al frente de la Secretaría de Gobierno de Dosquebradas, se encuentra la abogada July Andrea Gálvis, quien con referencia a este tema aportó que “Visitamos los establecimientos generalmente atendiendo quejas de la comunidad por exceso de ruido, vamos con el ingeniero ambiental y cuando no vemos barreras de ruido se sella el establecimiento y ellos deben de presentar un plan de mejora y unas adecuaciones educativas para poder volver a abrir esta actividad”.
Se conoció además que durante el primer semestre del año con carácter sancionatorio con los sellos pedagógicos que según la Administración, no se había llegado a hacer en el Municipio, ya en este semestre lo harán con sonómetro y los establecimientos que no hayan cumplido recibirán la sanción que corresponde. “Si ya han tenido previamente sello por ruido y no se aplicó plan de mejoramiento están expuestos a cierre definitivo”, puntualizó la secretaria.
