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A un año de los asesinatos de Margarita y su hija Sara: la impunidad gana la batalla

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El 18 de diciembre de 2021 Margarita Gómez Márquez se levantó triste. Tenía los ojos enrojecidos del llanto que le producía saber que a tres meses de dar a luz a su hija Sara no tenía nada para la niña. Se fue de compras con su mamá y en la noche salió para donde un amigo, pero no regresó: la asesinaron.


Janeth Márquez recuerda cada detalle de ese día, el peor que ha vivido su familia. Habla con la tristeza de la madre a la que le asesinaron a su hija; habla con la tristeza de la abuela a la que le asesinaron a su nieta sin que hubiese nacido. Sufre en silencio al ver que, cada día que pasa, la impunidad supera los anuncios de la Fiscalía de que el doble feminicidio sería castigado.

Al sur de Barranquilla, en el populoso barrio La Sierrita, en la casa de la familia Gómez – Márquez, hay un silencio sobrecogedor. En una de las paredes de la humilde vivienda cuelga una foto enmarcada de Margarita: sonriente, muestra su embarazo durante el baby shower que le celebraron sus amigos más cercanos, el 7 de diciembre. Once días después de la reunión social, a la joven de 25 años, estudiante de Administración de Empresas en la Universidad del Atlántico, la hallaron asesinada en una zona enmontada de Galapa con dos balazos en la cara.

Recuerda su madre que el 18 de diciembre en la mañana, cuando compraban la ropa para el nacimiento, Margarita le insistía en que no podían demorarse. “Tengo un compromiso a las 7 de la noche”, le dijo varias veces.

“Ella estaba ansiosa”, evoca la mamá, quien recuerda que le comentó que iba para donde Neyder, un amigo de confianza.

Una cita a escondidas

Ansiosa permaneció el resto del día. A eso de las 7 de la noche, a través de la plataforma inDriver, pidió un vehículo para que la transportara. Un Spark GT gris oscuro, que ella guió por las estrechas calles del barrio, la recogió en su casa.

Al rato, su hermana gemela Ángela llegó a visitar y preguntó por Margarita. Aproximadamente a las 8:15 de la noche, madre y hermana comenzaron a llamarla, pero el celular se iba a buzón. Pasaron las horas y no hubo comunicación. Al día siguiente, doña Janeth Márquez, extrañada de que su hija no llegó a casa, se comunicó con Neyder, quien le reveló la verdad sobre la cita de la joven:

Vestida de blanco por el luto que guarda, la madre, sentada en una silla plástica junto a la ventana de la sala, evoca que sintió “temor y desespero”, y que un escalofrío se apoderó de su cuerpo, cuando supo que su hija salió a atender la cita que le puso su expareja, Beto Trujillo Sánchez, a quien conoció en la iglesia cristiana Living Room, pero se separó de él porque “cuando supo que estaba embarazada le pidió y hasta la presionó para que abortara”.

Búsqueda desesperada

La revelación de Neyder, los antecedentes de la tormentosa relación de pareja que vivió su hija y su desaparición la llevaron, en una primera reacción, a llamar a varias de las amigas de la iglesia, que dijeron no haberla visto; también se comunicó con Martieri Figueroa, líder del grupo religioso al que pertenecía Margarita, para pedirle el celular de Trujillo Sánchez con quien le urgía hablar.

Angustiada por la desaparición, en la mente de Janeth Márquez se repetían los dolorosos episodios que sufrió Margarita por las presiones que su expareja y una “novia alemana” que él tuvo ejercieron para que suspendiera su embarazo, pero ella, con el apoyo familiar, decidió seguir adelante con el nacimiento de Sarita.

Él la siguió presionando para que abortara. Neyder sabe más de lo que dice, y sabe que un amigo de Beto la presionaba para que abortara. Para comienzos de septiembre, Beto le ofreció a mi hija 5.000 euros para que abortara; ella le dijo que no. Y él le aumentó la propuesta a 8.000 (euros). Eso le ocasionó a mi hija un estrés y estuvo sangrando”, contó la señora Márquez en su testimonio a Emisora Atlántico y Zona Cero.com.

¿Quién es la novia de Alemania?

La desaparición de Margarita fue reportada el domingo 19 de diciembre por su familia, a través de redes sociales. Los mensajes describían cómo estaba vestida y pedían ayuda para encontrarla. Horas después fue hallada asesinada en la trocha Sinaí, un camino polvoriento y escondido que comunica a Galapa con Soledad. Antes de matarla la golpearon en varias partes de su cuerpo.

Luego del reconocimiento del cadáver, amigos de la iglesia Living Room se acercaron a la familia y contaron que sabían de las presiones para que suspendiera su embarazo. También publicaron una serie de mensajes, entre ellos uno en el que una mujer que se identifica como “Karen, la novia de Beto”, presuntamente, le envió a Martieri Figueroa en su papel de “tutora” de Margarita. El mensaje fue enviado a comienzos de agosto del año pasado desde un teléfono con indicativo 49 de Alemania.

En el documento electrónico, en poder de la señora Márquez, la remitente le recrimina furiosa a Figueroa por no hacer nada para que Margarita abortara. “Ella dijo a Beto q no quiere dejar el feto por sus principios cristianos” (sic), se lee en el mensaje. Y en otro aparte le reclama a la tutora: “(…) me das la impresión que la apoyas en su pecado por tu posición afirmativa hacia su embarazo” (sic).

En la iglesia algo ocultan

A pesar de ser un mensaje escrito por alguien que profesa una religión, la mujer que reclama repudia el nacimiento de la bebé, y dice que, según la Biblia, Margarita debió “sacarse los ojos” la primera vez que miró a su novio Beto Trujillo “con ganas”.

“Mire usted, a mi hija le dispararon en la cara, en uno de sus pómulos, y ese mensaje habla de que debió sacarse los ojos”, se duele la señora Márquez

Después de informarle a la familia que más de uno en la iglesia sabía de las presiones a la asesinada universitaria, los amigos de la iglesia no volvieron y ninguno de los líderes de la congregación fue a dar el pésame. “Por eso digo que hay algo oculto en esa iglesia”, expresa con certeza la madre.

Un mensaje que enviamos a Martieri Figueroa, el celular que suministró la familia de Margarita, no fue respondido a Emisora Atlántico y Zona Cero.com.

Investigador judicial sospechoso

Tan extraño como la ausencia de líderes y tutores de la congregación religiosa en un momento tan doloroso, la familia cuestiona el comportamiento del primer investigador judicial al que la Fiscalía le asignó el caso. La madre de Margarita asegura que, luego de entrevistar a Beto Trujillo, el policía que habló con él lo liberó de toda sospecha, y recuerda alarmada que hasta lo calificó como “buena gente”.

A dos días de que se cumpla un año del doble asesinato de Margarita y Sara, que no alcanzó a nacer, la madre y abuela clama justicia. No concibe que “hayan dejado perder pruebas importantes”; pregunta “qué se hicieron las imágenes de las cámaras que recogieron en el sector” y cuestiona que no hayan “rastreado el celular” de su hija, que fue apagado y desaparecido luego de que fue recogida en su casa por el carro gris.

En reciente reunión, la Veeduría Nacional de Género, a la que pertenecen los colectivos del Movimiento Ampliado Social de Mujeres de Barranquilla, le pidió al director seccional de Fiscalía, Justino Hernández, que priorice la investigación por el asesinato de Margarita y Sarita. El funcionario les respondió que la investigación no había arrojado nada en concreto, y que ni siquiera hay un indiciado.

Tras la respuesta, que calificaron como “tibia”, la veeduría concluyó que la impunidad también ronda este caso de doble feminicidio. Sin justicia, el domingo 18 será de profunda angustia y tristeza para la familia Gómez – Márquez.

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Written by jucebo

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