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La placidez con que dormía un reciclador la noche de este domingo comenzó a extrañar a sus colegas de andenes cuando notaron la extraña posición en la que se encontraba el reconocido habitante del barrio San Antonio en la localidad de Antonio Nariño. Al acercarse al ‘bulto’ del cubrecama acolchado y amarillo, creció el temor cuando notaron que no respiraba.
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Su cuerpo estaba totalmente cubierto como si estuviera dentro de una bolsa de dormir. Pero lo más aterrador fue cuando descubrieron el cubrecama, debajo del cual había otra cobija blanca con rojo y al quitarla resaltó el rostro pálido y moreno del reciclador.
Estaba muerto y no solo eso: tenía una soga en su cuello y la sangre emanó de su cuerpo cuando sus colegas de calle lo movieron a ver si reaccionaba. Se instauró el terror y las autoridades tuvieron que llegar para acordonar toda el área.
Inspección y levantamiento
La llamada entró a la central de Policía sobre las 9 de la noche. El sitio señalado daban en la esquina del Hospital Santa Clara a una cuadra de la Avenida Caracas. El cadáver se hallaba sobre la Calle 1 con Carrera 14B. Unidades del CTI se arrimaron a este lugar para realizar las inspecciones del cuerpo del muchacho que no pasaba de los 35 años de edad.
“El hombre presentaba una cuerda amarrada al cuello y con signos de asfixia, pero además tenía múltiples puñaladas en el pecho. Se notaba que querían encubrir el cuerpo para que no fuera hallado de inmediato, por lo que la hora de muerte sigue por establecer”, detalló ayer un policía que estuvo presente en las inspecciones del cuerpo. La identidad del reciclador sigue siendo un misterio, ya que hace tiempo que no cargaba documentos consigo.
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Las autoridades pusieron en marcha las actividades investigativas para reconocer, a través de las cámaras de seguridad, la presencia de algún presunto homicida implicado. Los vecinos reconocieron que la zona está ocupada por varios recicladores que tienen los separadores repletos de cambuches y, al parecer, entre ellos habrían ciertas disputas territoriales relacionadas al reciclaje.
“Los amigos del ñerito lo encontraron envuelto y muerto. Quién los ve y todos estaban llorando y lamentando su muerte. Aunque dicen que lo mataron y lo cogieron ‘de quieto’ cuando estaba ahí durmiendo. Se la pasaba reciclando y siempre dejaba unos regueros impresionantes en la cuadra. No es raro ver que se agarren de vez en cuando y carguen sus puñales improvisados ¡Terrible!”, señaló a Q’HUBO una vendedora de dulces en la esquina del hallazgo.
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