Me da la impresión de que algunos de los seguidores del alcalde James Padilla quieren que, aunque su gobierno cometa errores, los medios se queden callados. Uno en particular me llamó la atención, me dijo que sembraba cizaña cuando escribí que el gobernador Juan Miguel Galvis le ganó el pulso a Padilla y hundió la privatización de Setta.
No, amigo lector, no sembré cizaña, dibujé con palabras un cuadro de la realidad. El gobernador actuó como debía actuar, de frente contra un proyecto anticonstitucional; sin populismo, lo hizo casi en silencio, pero su impacto es gigante y deja claro de que su grupo político hablaba en serio cuando dijo que el suyo sería un gobierno diferente.
Cuando llevaron el proyecto de acuerdo a su despacho, he llegado a pensar que a Galvis le dio dificultad respiratoria, pues parece ser alérgico a la corrupción: de eso da la impresión, pues lo demandó ante el Tribunal Administrativo del Quindío, TAQ. Muchos afirmaban equivocadamente que se había olvidado de sus principios y que había estrechado lazos con sus contradictores políticos, pero con lo de Setta deja clara su posición, que su pensamiento es opuesto a los de estos.
No se confundan, el abrazo con Padilla es un abrazo para impulsar lo que le sirva a la ciudad, solo para eso. El Gobernador del Quindío muestra su verdadera cara, está con el pueblo y ha hecho que prime la ciudadanía. Quienes lo acompañen en sus proyectos, los integrantes de su grupo de liderazgo, deben tener la misma línea, de lo contrario no son bienvenidos.
La diferencia se demuestra con la acción. El alcalde, por su parte, exhibe su verdadera cara y los concejales de la coalición también. Como el Tribunal Administrativo del Quindío, TAQ, declaró inválido el proyecto de acuerdo con el que buscaban privatizar Setta e instalar cámaras de fotomultas, lo más seguro es que Padilla y sus asesores lo corrijan y lo vuelvan a presentar, y los concejales politicastros lo vuelvan a aprobar.
Porque su lógica política dice “¡qué importa lo que quiera la gente!”. Que si esta está en contra de las fotomultas, “¡qué importa!”; que si no quieren la privatización de Setta, “¡qué importa!”; que si no quieren que la ciudad se endeude con más empréstitos, “¡qué importa!”. Alcalde, no vuelva a presentar ese proyecto: tírelo a la basura, pero arrójelo en el recipiente rojo, para desechos peligrosos, pues es importante impedir que alguien lo vuelva a utilizar.
Opinión por Finito
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