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Desde hace varias semanas se ha venido registrando un descenso en los niveles del río Magdalena debido a la temporada seca y las altas temperaturas.
Comenzó la temporada de sequías en el caribe, generando condiciones adversas como los posibles incendios forestales. Esto también ya comenzó a generar efectos en el río Magdalena, una de las principales arterias fluviales del país. En los últimos días se ha evidenciado un descenso en su cauce e incluso reportan que ha descendido unos 15 centímetros por día, lo que pone en alerta al departamento.
Los municipios menos afectados como Tenerife, Santa Ana, Pedraza, El Banco y Plato al ser la población ribereña, cuenta con mayor cercanía al afluente, pero en la ciudad capital del departamento, se presentó que varios barrios del sector del Distrito, no cuentan con agua potable y que además, estarían padeciendo una fuerte problemática en esta temporada de sequía que afecta directamente al bolsillo de los magdalenenses que deben recurrir a otras alternativas para poder sustentar el preciado líquido en sus hogares.
El Observatorio del río Magdalena registró la cota del río durante diciembre del 2022 en 8.76 centímetros, a diferencia de los 5,10 que se han registrado en este mes de abril del 2022.
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Para enfrentar la problemática debido a la época de sequías, habitantes de los municipios con mayor afectación recurren a cavar pozos, para la obtención del preciado líquido.
Pero en municipios como lo son Ariguaní, Concordia, Zapayán, Sitionuevo, Remolino, Pivijay, Salamina, El Piñón, Cerro de San Antonio, y Zapayán viven un constante drama en donde, solicitan apoyo por parte de la administración departamental para controlar esta situación que ha empeorado con el pasar de los años.
Otra de las problemáticas que se encuentran por la temporada de sequia en el departamento es la reducción de la productividad agrícola y agropecuarias, ya que, los cultivos se pierden y no se pueden controlar por las altas temperaturas, aumentando la escasez de productos agrícolas y afectando notoriamente a la economía del departamento del Magdalena.
En Santa Marta, se declaró estado de calamidad pública, con el fin de tener herramientas para echar mano y de esa forma ayudar a las comunidades afectadas que no cuentan con el fluido.
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