Las gotas de lluvia bajaban por sus brazos desnudos, extendidos sobre una calle histórica del centro de Bogotá. La sangre se confundía con el agua del cielo emanando del cuerpo del joven que fue baleado en frente del palacio de San Francisco la tarde de este sábado. Su cuerpo cayó ante la mirada de bronce de la estatua del difunto expresidente Lleras Camargo.
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Así fue como decenas de comerciantes y transeúntes que recorrían encantados las mágicas calles de la séptima vieron cómo este punto de la ciudad se vistió de sangre, dejando un sinsabor amargo entre los vendedores de la Avenida Jiménez (Calle 13) con Carrera 7.
Cuentan allí ayer que el muchacho era de origen venezolano. Su nombre era Argenis Alexánder Rodríguez Nava y tenía 30 años. Poco antes de ser asesinado atravesaba los antiguos faroles de este pasaje de la manos de su esposa y sus pequeñas hijas, cuando con una ráfaga de balas lo embistieron unos oscuros sicarios que se perdieron luego en la bruma.
Muerte en la Jiménez
Antes de que el aguacero arreciara, sobre las 5:30 de la tarde, Rodríguez se aproximaba a la zona de ventas donde, dicen, frecuentaban sus pasos: “el muchacho vendía por acá sus vainas y ese día venía con la esposa cuando varios tipos le pegaron un montón de tiros, fueron como siete en total. Es que eso por acá están enfrentados entre bandas de Mártires y Santa Fe, uno no sabe de eso si no es porque se viven agarrando a plomo”, comentó ayer un trabajador de la zona.
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Una vez cometido el crimen, cersiorándose de que el muchacho moriría, los sicarios emprendieron la huida y algunos comerciantes los vieron correr hacia la calle décima rumbo a San Victorino. Aunque la policía llegó en poco tiempo al lugar del atentado, el joven ya había fallecido.
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Según los testigos son cuatro las personas involucradas en este crimen; de hecho la comunidad alcanzó a reconocer a los asesinos del joven, por lo que se espera que sean detenidos en los próximos días. Los comerciantes siguen lamentando los hechos de violencia presentados en el centro y aunque algunos reconocían al muchacho, lamentan los pasos que algunos toman: “de aquí para abajo hay mucho ‘pelao’ metido en torcidos y de pelea en pelea, entonces es muy berraco porque se matan entre ellos mismos”, dijo para finalizar un reciclador de la zona.
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