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Mientras un joven de 28 años iba conduciendo su automóvil y a pocos metros de él, en la silla del copiloto, iba su pareja sentimental, dos sujetos a bordo de una moto de alto cilindraje los estaban observando metros atrás. El parrillero iba armado y listo para cumplir con la tarea que le habían asignado: asesinar a ese muchacho.
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Justo cuando la víctima se detuvo en un semáforo en rojo, ubicado a la altura del barrio Chapinerito (en Usme), el sujeto se bajó de la parte trasera de la moto, caminó hasta la ventana que estaba abierta y sin mediar palabra disparó dentro del vehículo.
Posteriormente, salió corriendo y se subió nuevamente a la motocicleta que lo estaba esperando a pocos metros, arrancaron a toda velocidad y hasta el cierre de esta edición se desconocía el paradero del sicario y su cómplice, quien iba conduciendo.
“Lastimosamente ese crimen estaba muy bien cuadrado, porque no cogieron a los tipos. Apenas el parrillero se bajó, el que iba manejando la moto hizo la U para quedar en sentido contrario y cuando el tipo disparó, salió corriendo y cruzó la calle, se subió y se escaparon. Lo bueno es que por aquí hay varias cámaras de seguridad que pudieron detectar las placas de la moto en la que iban los sicarios”, le manifestó a Q’HUBO un comerciante de la zona.
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Al cierre de esta edición, ninguna persona había sido capturada por este ataque sicarial, en el que una mujer que iba dentro del carro resultó herida. Por fortuna, ella se encuentra estable en un centro asistencial.
Balean a conductor
A las 8 de la noche de este sábado, la víctima iba conduciendo su automóvil por la carrera 1 con calle 87 B Sur rumbo a su vivienda con una joven, quien dicen era su novia. No se tiene claridad desde qué sector iban persiguiéndolos, pero lo cierto es que los sicarios ya llevaban un tramo largo y estaban buscando el momento propicio para asesinar al conductor.
Cuatro disparos retumbaron a lo largo de esta zona, dejando a los transeúntes, demás conductores y comerciantes que presenciaron los hechos, atónitos y temblando de miedo. El sicario le quitó la vida al joven y le disparó a la muchacha sin decirles una sola palabra. Su rostro no fue visto por nadie, pues tenía puesto un casco oscuro.
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A los pocos minutos del ataque sicarial, llegó la familia del difunto y en medio del pánico intentaron asimilar el homicidio de este joven, de quien no se pudo conocer su identidad.
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