Apenas se escuchó un disparo, las personas que caminaban tranquilas por una calle principal del barrio San Isidro, en San Cristóbal, intentaron agacharse, no moverse y procuraron resguardarse detrás de cualquier vehículo, pues temían ser víctimas de una bala perdida.
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Los proyectiles que provenían de un revólver que empuñaba un sujeto con ambas manos, iban dirigidos a Hárold Andrés Rodríguez Sanabria, un joven de 25 años que caminaba por esta zona cuando el reloj marcaba las 6 de la tarde de este domingo.
De los cinco disparos que retumbaron, aquella tarde tranquila de domingo, tres ingresaron al cuerpo de Hárold Andrés y terminaron poniéndole fin a sus días cuando era trasladado a un hospital en la parte trasera de un taxi.
Cuando escuchamos el primer disparo, de una nos agachamos, porque nos dio mucho miedo. Era temprano y sabíamos que se trataba de algo muy malo. Al momentico vimos que cargaban a un muchacho y lo subían a un taxi. Eso la gente que lo cargó prácticamente obligó al taxista a que lo transportara, pero él ya iba muy mal”, le dijo a Q’HUBO un comerciante de la zona.
Entre los gritos de pánico y las voces de auxilio, el homicida salió corriendo por las empinadas calles del sector sin dejar rastro, pero su imagen quedó impregnada en las mentes de los testigos del atroz crimen, quienes observaron cómo, con descaro, el sicario escondió el revólver en la pretina de su pantalón.
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Al cierre de esta edición, el verdugo no había sido capturado, y las dos personas que resultaron heridas debido a las balas perdidas, permanecían hospitalizadas, por fortuna fuera de peligro.
Bala y muerte
Hárold Andrés iba caminando hacia una tienda cuando lo sorprendió por la espalda la muerte. El homicida vestía jean, chaqueta oscura y tapabocas. Dicen que el sujeto que le disparó lo venía observando desde hacía varias cuadras, y al percatarse que estaba caminando solo, se le acercó de manera sigilosa para ultimarlo.
El hecho ocurrió justo sobre la carrera 7 A con calle 35 A Sur, en el momento en que varias personas caminaban por esa misma zona, entre estas, dos adultos mayores, quienes fueron afectados a causa de balas perdidas.
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Las dos personas heridas fueron identificadas como Fabio Carrillo Orjuela, de 60 años, quien recibió un disparo en el abdomen, y Pablo Emilio Marroquí, de 73 años, quien fue lesionado en una pierna. Ambas víctimas fueron trasladadas a centros asistenciales en carros particulares por sus familiares.
Q’HUBO conoció de manera extraoficial que la víctima ya había recibido amenazas, porque presuntamente estaría involucrado en varios hechos delictivos, pues tenía seis antecedentes pendientes con la justicia por hurto agravado, lesiones personales y violencia intrafamiliar.
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