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Desgonzado contra la cabrilla del taxi que llevaba apenas un par de horas conduciendo, con la cara mirando hacia el costado derecho dejando ver los dos orificios de las balas en su cabeza y con los ojos cerrados, se observaba por la ventana del puesto del conductor, la tarde de ayer, el cuerpo de Manuel Ignacio Romero Peña.
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El taxi estaba parqueado en una calle residencial del barrio Manuela Beltrán (en Ciudad Bolívar). A su alrededor varios vecinos observaban desde el borde de la cinta amarilla cómo los investigadores analizaban el cuerpo al interior del vehículo de servicio público.
A pocos metros, los familiares del hombre de 49 años no paraban de llorar y lamentar lo sucedido, pues la víctima acababa de llegar a su vivienda cuando el sicario le arrebató la vida.
Del sicario solo se sabe que era un sujeto joven de contextura delgada y que llevaba puesto un uniforme de colegio, se presume, que para despistar a la víctima y a quienes estuvieran merodeando a los alrededores del lugar en donde se perpetró el crimen.
Por su parte, las autoridades se encuentran trabajando para poder recolectar las pruebas máximas que los lleven a identificar y capturar al homicida, quien se escapó corriendo.
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Baleado en el taxi
Manuel Ignacio llevaba muchos años trabajando como conductor informal de las rutas que transportan habitantes desde Metro Sur hasta el sector de Tres Esquinas (en Ciudad Bolívar), pero por hechos que son materia de investigación había entregado esta ruta hacía 15 días.
Tratando de rebuscarse el dinero para poder seguir sosteniendo a su familia, la víctima consiguió que le prestaran un taxi para manejar un par de horas al día y fue así como llegó a sentarse al volante del vehículo en el que fue asesinado la tarde de ayer.
“No podemos asegurar que era taxista porque no llevaba más de una semana conduciendo taxi. Su misma familia aseguró que no lo había hecho. Además, se descarta que se haya tratado de algo relacionado a esto porque la víctima había recibido una serie de amenazas por unas deudas con unos gota gota”, le dijo ayer a Q’HUBO una fuente de manera extraoficial.
El crimen se perpetró a las 12 en punto del día de ayer, a la altura de la Carrera 47 con Calle 69B Sur, en el momento en que el señor llegaba a su vivienda a almorzar con su esposa. Dicen que el sicario lo estaba esperando en la esquina y apenas observó que se parqueó, alistó el arma y se acercó de manera sigilosa.
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No dejó que Manuel se bajara, se le acercó a la ventana que permanecía abajo y, sin mediar palabra, le disparó en la cabeza en dos oportunidades. Posteriormente salió corriendo al mismo tiempo que guardaba el revólver.
Las detonaciones fueron escuchadas no solo por los residentes de la cuadra, sino también por la esposa de la víctima, quien salió desesperada y observó el cuerpo ya sin vida de su ser amado. De inmediato comenzó a gritar.
Las autoridades llegaron minutos después y confirmaron que el conductor ya no tenía signos vitales, por lo que procedieron a cerrar la escena.
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