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El silencio que reina en las calles del barrio San Jorge (en Rafael Uribe), respecto al asesinato perpetrado la noche de este jueves, es el que le ha impedido a las autoridades investigar a profundidad lo ocurrido.
“No hemos podido recolectar videos de cámaras de seguridad. Tampoco los vecinos han querido brindar mayor información al respecto, pues a pesar de que fue un homicidio por arma de fuego, todos aseguran no haber escuchado nada”, le dijo ayer a Q’HUBO de manera extraoficial un policía de la zona.
De la víctima se sabe poco, tan solo que era un joven entre los 20 y 25 años, que no fue identificado en el momento de los hechos porque no portaba documentos y que, dicen, sí lo habían visto antes por el barrio.
Al cierre de esta edición ninguna persona había sido capturada por este hecho y las autoridades esperan poder dar pronto con su paradero, pues se presume que iba caminando detrás de la víctima y lo abordó, sin mediar palabra, para dispararle.
Silencioso crimen…
A las 9:20 de la noche de este jueves, un joven iba caminando a la altura de la Transversal 12H con Calle 45F Sur. Dicen que iba rumbo a su vivienda, cuando su verdugo lo alcanzó a pie y le disparó por detrás.
Tres tiros le propinaron; dos en la espalda y uno en la cabeza, los cuales bastaron para que su vida terminara en esa misma calle que segundos antes estaba recorriendo.
“No tengo claro si el tipo iba siguiéndolo o lo estaba esperando en la esquina para dispararle, pero lo cierto es que no se trató de ninguna pelea, el sicario iba a lo que iba y se escapó”, aseguró una vecina.
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La víctima se desplomó de inmediato en el asfalto, al mismo tiempo que el homicida salía corriendo por las solitarias calles de este sector y se subía a la parte trasera de una motocicleta que lo estaba esperando a pocos metros.
“Dicen que al muchacho un man lo venía siguiendo a pie desde hacía varias cuadras sin llamar su atención y que después le disparó. Nadie escuchó gritos ni peleas, tan solo las detonaciones. Cuando llegó la policía, el muchacho ya estaba muerto y del homicida no había ni el rastro”, añadió un habitante de la zona.
La inspección del cuerpo la realizaron en la misma calle donde se perpetró el asesinato. Las autoridades cerraron las cuadras con cinta amarilla y algunos curiosos observaron el hecho desde las ventanas de sus hogares. Nadie se atrevió a salir y a acercarse al cadáver.
La inspección se terminó pasada la medianoche de ayer y a pesar de que en la zona no quedaron rastros de sangre, la comunidad informó que la víctima sí tenía lago hemático en la ropa.
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