La feligresía de la parroquia Jesús de la Buena Esperanza, en el barrio Belén Rosales de Medellín, no sale del asombro ante la extraña muerte del padre Javier Eduardo González Pertúz, hallado sin vida en la madrugada del pasado sábado en un bar de La 70.
Desde ese día, en la sacristía del templo religioso al que todos los domingos llegaba para oficiar una misa, guardan con cariño el alba sacerdotal que se iba a poner para celebrar la eucaristía en el Centro Comercial…