La desesperanza continúa impregnada en las poblaciones que se han visto afectadas por el desbordamiento del río Cauca que ha afectado a las comunidades aledañas a la zona conocida como Cara è Gato, entre ellas la mayoría de las comunidades de Ayapel en Córdoba.
La resignación pareciera haber truncado las esperanzas de una ayuda efectiva, tras el anunció que hizo el presidente Gustavo Petro, durante sus visitas a Córdoba y Sucre, en la que aseguró que mientras las lluvias continúan y el fenómeno de ‘La Niña’ siga haciendo estragos no podrían dar una solución contundente a los desbordamientos.
Manuel Mejías Rita, quien lleva 24 años viviendo en la zona urbana de Ayapel, narró con una voz pausada, a lo mejor producto del cansancio que le produce hacer `malabares’ para convivir entre las aguas, que su comunidad ha estado completamente en el olvido.
Aseguró que desde hace más de un año las ayudas de los diferentes niveles de gobierno han brillado por su ausencia. Viven con la esperanza de que los entres gubernamentales volteen la mirada para Ayapel, municipio que desde hace seis meses no recibe ayuda alimentaria para sus damnificados, según denunció el alcalde Isidro Vergara.
“La estamos pasando muy mal. Po aquí no ha llegada nada desde hace un año cuando se rompió desde Cara è Gato. Los trabajos quedaron truncados y se está comiendo muy poquito con las ayudas que se da entre amigos”, contó uno de los afectados, quien además consideró que basado a lo dicho por Petro no habría una solución a corto plazo.
Entre sus recuerdos surgieron la inundación que vivieron en 2010. Apuntó que en esa ocasión el agua les llegaba al pecho y que en esta oportunidad no ha ocurrido porque entre los lugareños han realizado muros con arena que han evitado mayores tragedias.
César Contreras, otro de los afectados, alegó que las aguas estancadas están produciendo malos olores que se mezclan con los mosquitos que se han apoderado de varias zonas y temen que enfermedades respiratorias y en la piel comiencen a hacer estragos.
“No hay una ayuda ni municipal, ni departamental ni nacional. Le pedimos al Gobierno nacional que nos colabore con las reparaciones también de las casas. Somos pobres nos ganamos el dinero solo para comer porque un sueldo mínimo no alcanza para nada”, argumentó, al mismo tiempo que suplicó a los mandatarios que no los olviden ante esta lamentable situación.
La población teme que sus humildes viviendas, construidas con sacrificios, lleguen a desplomarse. En su mayoría se encuentran agrietadas y filtradas por el agua, no solamente de esta temporada de inundaciones, sino de otras anteriores por las cuales tampoco recibieron ayudas.
Neidys Medina sostuvo que debido a las inundaciones muchos vecinos han tenido que abandonar sus hogares por temor a una mayor tragedia. “Que se acuerden de nosotros porque estamos sufriendo”, manifestó la afectada.
