Luego de que el Ministerio de Hacienda confirmara que la suspensión presupuestal que se decretó a mediados del año, finalmente se convertirá en un recorte del gasto público y que dicha medida será más severa de lo que se dijo en un comienzo,las cosas parecen empezar a mejorar, puesto que si bien es una medida que se traduce en menos recursos que entran a la economía, por ahora ayuda a mantener la estabilidad fiscal del país.
Hasta el momento los centros de estudio económico y analistas en general coinciden en que, teniendo en cuenta las cifras desfavorables que se ven las finanzas del Estado por la caída del recaudo tributario, este tijeretazo a los dineros que se iban a usar para inversión y funcionamiento y ya no, será fundamental en el cumplimiento de la regla fiscal, por lo que entre más rápido se concrete, será mucho mejor.
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No obstante, un reciente informe del Banco de Bogotá pone sobre la mesa que la decisión de recortar el gasto se está viendo respaldada por otro suceso que en un principio se consideró negativo y desató críticas al Minhacienda, pero que actualmente juega a favor de la tranquilidad de los inversionistas y de la buena imagen del mercado local. Se trata de la baja ejecución presupuestal.
De una forma simple, el hecho de que el Gobierno Nacional no esté ejecutando los recursos aprobados para la vigencia 2024 como se proyectó en un comienzo, ayudará a que el déficit de las cuentas estatales se mantenga en los niveles que recomienda el Comité Autónomo de Regla Fiscal, principalmente respecto a la adquisición de deuda.
Pesos colombianos
“El presidente Petro, habría dado aval al Ministerio de Hacienda para ajustar el gasto público en cerca de $33 billones, de los cuales $20 billones obedecerían a la oficialización del recorte presupuestal de los recursos congelados a finales de mayo y los $13 billones restantes serían resultado de la estimación preliminar del Gobierno del faltante de ingreso por el menor recaudo tributario respecto a la meta trazada”, arrancaron mencionando.
Respecto a esto agregan que si bien la noticia no ha sido oficializada, la materialización de la misma representaría un cambio sustancial para el cumplimiento de la Regla Fiscal, que sumada a la subejecución presupuestal, ayudarían a contrarrestar la presión en caja que vive el Gobierno desde hace varios meses.
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Ahora bien, para explicar mejor su punto de vista, el Banco de Bogotá dijo que “el recorte del gasto en funcionamiento e inversión del Gobierno, al excluir las transferencias al Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (Fepc), sería de $63,8 billones en todo el 2024 frente a la asignación aprobada en el Presupuesto General de la Nación”, que podría verse como un alivio inicial.
“Sin embargo, existen matices que ponen en tela de juicio si el Gobierno podrá concretar el ambicioso recorte de gasto. Por ejemplo, en febrero, con la actualización del Plan Financiero, la Nación se comprometió a ajustar en $20,1 billones su gasto primario sin Fepc y dado que en aquel momento no hubo un decreto que confirmara dicho recorte, se infirió que la estrategia para lograr este objetivo era a través de una subejecución presupuestal”, sostuvieron los expertos.
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La bondad del paso lento
Con la mención de este último elemento, desde el Banco de Bogotá destacaron un segundo ítem del manejo de las cuentas del Gobierno que podría ser visto como favorable para los intereses del Minhacienda en lo que concierne al cumplimiento de la regla y que si sigue al paso observado, ayudará a mejorar el flujo de caja.
“Las autoridades anunciaron un ajuste adicional en el gasto primario sin Fepc de $30,7 billones frente al Plan financiero. De estos recursos, $20 billones estuvieron soportados por el Decreto 677 de 2024 donde el Ministerio de Hacienda congeló recursos del PGN por dicho monto y los $10,7 billones restantes se relacionarían, nuevamente, con una estrategia de subejecución”, explicaron al respecto.
El informe sugiere que no hay que pasar por alto que aunque los compromisos de gasto superan el umbral, las obligaciones de pago, que al final es el gasto efectivo, tienen una tendencia diferente, con lo cual las metas fiscales estarán en función de que los proyectos que han generado una reserva presupuestal (compromisos), no se terminen ejecutando y no generen una obligación de pago.
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“Por el momento, se estaría cumpliendo con la Regla. De confirmarse el nuevo ajuste, el Gobierno estaría confirmando su compromiso de honrar esta norma, algo positivo para el país. De hecho, como se mostró, las cifras respaldan lo anterior. La noticia es positiva y ya los mercados han reaccionado favorablemente con una menor prima de riesgo país, una reducción en las tasas de la deuda pública y una revaluación de la tasa de cambio”, concluyeron.
Adicional a las discusiones sobre la ejecución del Presupuesto del 2024, desde el Ministerio de Hacienda ya se mencionó la posibilidad de que las cuentas de gasto del próximo año se deban recortar si no se aprueba el proyecto de ley de financiamiento que cursa en el Congreso, ya que de allí dependen $12 billones del PGN 2025, que por primera vez en la historia se irá por decreto.
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Para el Banco de Bogotá, hay que reconocer que los resultados obtenidos en indicadores como el Ise o el PIB, han sido mejores de lo esperado y que lo que se tiene que hacer es prestar atención a las particularidades de los datos, para entender cuáles son los frentes de la economía que requieren una atención especial, ya que de esta forma se puede impulsar más fácil un plan de reactivación.
No obstante, son enfáticos en que la percepción de los empresarios y la confianza inversionista es un tema que requiere especial atención, ya que para ellos no pasa por su mejor momento y exige un cambio de la forma como se ha venido tratando, o seguirá traduciéndose en una fuga de capitales a otros países de la región.
