Wílfer Daniel González permanecía concentrado en los arreglos que le estaba haciendo a su carro, mientras esperaba que le llegara el turno para poder transportar a cuatro pasajeros hasta la parte alta de Rafael Uribe; al mismo tiempo, un sicario lo observaba con detenimiento y planeaba en dónde le iba a disparar para ponerle fin a su vida.
El joven de 26 años estaba agachado mirando el motor de su carro, verificando que tuviera suficiente líquido, por lo que no se percató de la presencia de su verdugo, quien se le acercó de manera sigilosa, al mismo tiempo que sacaba el revólver que llevaba escondido en la pretina del pantalón.
Segundos después, tres disparos retumbaron en medio de la zona comercial del barrio La Resurrección (en Rafael Uribe), justo cuando la zona se encontraba con alto flujo de comerciantes y compradores, pues eran las 4:30 de la tarde del viernes.
“En total, escuchamos tres disparos y la gente comenzó a correr de un lado a otro, por eso yo no me di cuenta sino hasta que vi que el muchacho venezolano se desplomó en el suelo, ahí donde está la sangre. Me acerqué y vi que tenía los ojos abiertos, entonces entre varios llamamos a una ambulancia, pero eso fue muy demorado”, le contó a Q’HUBO un trabajador de la zona.
Al ver tanta demora en la línea de emergencia, los demás conductores informales que conocían a la víctima lo cargaron y subieron a su mismo vehículo para trasladarlo de inmediato al centro asistencial, pero al llegar allí ya no tenía signos vitales.
Bala en la calle
Cuentan en la zona que Wílfer Daniel llevaba aproximadamente un año trabajando en el transporte informal del sector de Las Lomas, el cual consistía en transportar a la comunidad desde este barrio a la parte alta, y también hasta la avenida Caracas.
“El señor cobraba igual que todos, entre mil y dos mil pesos por persona, dependiendo de la distancia que uno debía recorrer. Era venezolano y tenía esposa, pues a veces ella venía a estarse con él. Incluso ayer, después de lo que pasó, ella vino aquí y lloraba desconsoladamente”, manifestó una comerciante de la zona.
Justo el viernes, el venezolano se encontraba realizando el turno de la tarde, que iniciaba a las 2 de la tarde y se terminaba aproximadamente a las 8:00 p. m. Como es por turnos de llegada y recorrido, el joven aprovechó la espera para poder darle una mano a su carrito, el cual dicen que era alquilado.
“Tengo entendido que ese carro se lo manejaba a otra persona, como hacen muchos de los conductores de esta zona. No sabemos si el muchacho tenía problemas o qué, pero lo cierto es que el sicario no le dijo ni una sola palabra, solo le disparó tres veces”, añadió un testigo.
El crimen se perpetró a la altura de la Calle 33 bis sur con Carrera 12I. El sicario le disparó en la cabeza y el pecho a González y, posteriormente, salió corriendo por una de las calles aledañas sin ser capturado por la Policía.
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