El silencio y la desolación que reina a plena luz del día en las calles del barrio Granjas de San Pablo (Rafael Uribe) solo dan cuenta de que al caer la noche el panorama no es diferente y que, tristemente, esto favorece a los bandidos que llegan a hacer de las suyas a estas calles de los cerros surorientales de la capital.
Precisamente esto fue lo que ocurrió la noche del jueves, en el momento en que un hombre caminaba solo por unas escaleras de este barrio y fue baleado por otro sujeto, que lo estaba esperando en una de las esquinas de este callejón.
Los cinco disparos, que retumbaron pasadas las 11 de la noche del jueves, les dieron aviso a los residentes de esta zona sobre el atroz crimen, del que tristemente fue protagonista un joven de 27 años, a quien las autoridades identificaron como Javier Mosquera Angulo.
Del ataque no hay ningún capturado, ni siquiera las autoridades tienen pistas de quién pudo haber perpetrado el hecho, pues en la zona no hallaron testigos y tampoco cámaras de seguridad en las que quedara registrada el asesinato.
Ataque a bala…
Dicen que Javier continuamente tomaba este camino hacia su vivienda y precisamente esto fue lo que aprovechó su homicida para poder cogerlo desprevenido y arrebatarle la vida antes de que llegara a su hogar.
Cuentan que el joven estaba llegando a su vivienda de trabajar, dos cuadras antes de ser asesinado alcanzó a saludar a un conocido desde lejos y siguió su camino, lejos de presentir que sus minutos de vida estuvieran contados.
“Esta zona siempre es sola, la gente no sale después de las 6 de la tarde y precisamente hoy (ayer) todo quedó tan calmado, porque seguimos consternados con el crimen. Aquí la situación es complicada, pero hace varias semanas no teníamos ni un muerto por este barrio”, le relató a Q’HUBO una residente de este sector.
Javier llegó a las 11:40 de la noche del jueves a las escaleras ubicadas en la Carrera 13B con Calle 40I sur, empezó a subir aferrado a Dios, como siempre, pero al final de las escaleras lo estaba esperando la muerte camuflada en un sicario.
Cuentan que el sujeto llevaba aproximadamente una hora escondido detrás de un poste, esperando el momento propicio para arrebatarle la vida al hombre, de quien se desconoce si ya había recibido amenazas o tenía alguna deuda, pues los móviles de este crimen son un misterio para las autoridades.
Tras el sonido de los cinco tiros, el verdugo salió corriendo por la calle principal sin dejar rastro de su paradero. A su espalda, yacía sin vida el cuerpo de Mosquera Angulo bocabajo y en medio de las escaleras.
Cuando las autoridades llegaron a atender el hecho, la víctima yacía ya sin signos vitales, producto de los impactos que recibió en la cabeza y la espalda.
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