Moody’s Investors Service señala en un nuevo informe que los bancos latinoamericanos están menos expuestos a condiciones financieras más limitadas, especialmente porque su dependencia de los mercados internacionales de capitales es baja, mantienen una liquidez elevada y están financiados en gran medida por depósitos y mercados de capitales locales.
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No obstante, asegura que las instituciones financieras más pequeñas seguirán enfrentándose al aumento de los costos financieros, lo que limitará su crecimiento y un mayor aumento de los márgenes.
“Los mercados domésticos son amplios y permanecen abiertos en la mayoría de los países, con una fuerte demanda de renta fija. Sin embargo, los plazos son más cortos que en los mercados internacionales y el costo del capital es mayor, lo que plantea riesgos de liquidez para los bancos e instituciones financieras de menor tamaño que dependen de inversionistas institucionales”, afirma Ceres Lisboa, Associate Managing Director de Moody’s.
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“El financiamiento externo representó menos del 8 % del fondeo total de los bancos en el primer trimestre de 2022, lo que ayudará a compensar el continuo ajuste financiero en el extranjero”, añade.
Moody’s también menciona que los bancos de la región afrontarán la volatilidad del mercado gracias a sus reservas de liquidez históricamente sólidas y al acceso constante a depósitos de actividades principales y líneas de crédito de bancos corresponsales.
Sin embargo, el aumento de las tasas de interés afectará disponibilidad de fondos del mercado y restringirá los márgenes.
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Los bancos medianos y pequeños con vencimientos de deuda en 2022 tienen suficiente liquidez en efectivo para pagar sus obligaciones y podrían financiar parte de sus necesidades de refinanciamiento a través de los mercados locales si fuera necesario.
El informe de Moody’s también señala que las compañías financieras no bancarias altamente apalancadas deberán ajustar sus planes de negocios en 2022 y 2023 ante condiciones de refinanciamiento más estrictas.
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Estas compañías probablemente ajustarán sus planes de crecimiento y el origen de nuevos créditos para preservar la capacidad de liquidez mientras buscan refinanciar balances de deuda elevados. Esto podría resultar más costoso y difícil en un contexto de menor tolerancia al riesgo por parte de los inversionistas institucionales, especialmente aquellos con vencimientos de deuda en 2022 y 2023.
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