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Los antiguos lugares de reunión donde se servía café, cerveza y doble brandy.
información Cali.
En las décadas de 1950 y 1960, Cali era famosa por sus numerosos cafés o cafeterías que se convirtieron en centros de encuentro social y cultural. Estos lugares no sólo ofrecieron bebidas y música, sino también un espacio de conversación y debate.
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Eran los años 50 y 60 en Cali. En esta época, los establecimientos públicos, muchos llamados cafés y cafeterías, se convirtieron en los lugares de reunión preferidos de los hombres. Pero estos establecimientos eran mucho más que simples puntos de encuentro; Eran espacios donde se discutían todo tipo de temas, desde política hasta fútbol, siempre acompañados de tangos y boleros, café y aguardientes dobles.
Uno de los epicentros de estos cafés fue la antigua Galería Central de Cali, donde destacaron lugares como El Imperial, El San Marino y Las Vegas.
Estos establecimientos tuvieron tanta popularidad que, según se dice, cerraron sus puertas para ofrecer servicios las 24 horas.
Reuniones
No sólo el centro de Cali albergaba estos lugares; También se han creado varios estadios públicos en barrios como San Nicolás, Obrero y Portada al Mar. Un ejemplo emblemático es la tienda «La Chucha», ubicada cerca del colegio San Luis Gonzaga, en la carrera 8 y calle La Floresta.
En 1930, un empresario de origen griego llamado Ignacio Stripcianos fundó el tradicional Café Cali, en el primer piso del edificio donde funcionaba el ex periódico El Relator de Cali. Este lugar se ha convertido rápidamente en un punto de encuentro imprescindible para los caleños.
Otro gran lugar de reunión en Cali fue la Scalla Tita Rufo, lugar favorito de bohemios e intelectuales. La famosa Casa da Troya fue también lugar de referencia para los amantes del encuentro social.
El extinto Café Globo, ubicado en la Calle 12 entre las carreras 3 y 4, junto con otros cafés icónicos como el Café Tabú, Café Polo Norte, Gallo de Oro y El Roma, son parte del patrimonio cultural de una Cali que, si bien tiene cambiado, mantiene la memoria de sus espacios de encuentro y diálogo.
Hacer
Don José Panebianco instaló el “Café Aigle Rouge”. El terremoto de 1925 dañó la popular Cantina “El Indio” en el barrio de San Nicolás y su dueño puso este cartel en la puerta: “Cuando regresas y te tratan como siempre, el muro no presenta ningún peligro, está reforzado. »
Estos cafés no sólo fueron testigos de las conversaciones diarias de sus residentes, sino que también contribuyeron a la formación de la identidad cultural de la ciudad. Hoy recordar estos lugares es rendir homenaje a una Cali que vibró al ritmo de la música, el café, la salsa y los aguaelulos.
