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Carraipía, entre la nostalgia y el progreso congelado

Carraipía, entre la nostalgia y el progreso congelado

Las calles destapadas no le impiden a sus habitantes perder el sentimiento navideño.

Tener una mayoría de edad que supera los años de su cabecera municipal Maicao, le ha permitido al corregimiento de Carraipía, moverse con cierta autonomía económica. No obstante, sus habitantes no han visto correspondida esa condición desde la institucionalidad.

Pero aun así algunos no pierden el espíritu de alegría y sobre todo cuando de navidad se trata; aunque no en todas sus calles, algunas familias residentes en el poblado desde su creación mantienen esos hábitos saludables, mismos que han sido alterados por la llegada de otras personas de latitudes diferentes y hasta del extranjero.

Aspecto de la Iglesia y parte del parque principal.

Por este pueblo donde hoy se extraña la decoración del parque principal y su iglesia católica, por donde han pasado artistas y personajes famosos como Jorge Oñate González, Luis Enrique Martínez y el mismo Pacho Galán algunos en son de paseo y otros que vivieron algún tiempo aquí como el famoso compositor Carlos Huertas.

En Carraipía curiosamente, no se pasa hambre, aunque muchas personas consumen con mucha frecuencia alcohol, sobre todo el noble y económico Chirrinchi, nunca faltan los alimentos en casa, tal vez por su condición de corregimiento de una alta vocación agrícola. Es muy fácil conseguir yuca, cilantro, carnes de ganado y hasta de animales del monte como llaman a la carne de la guara, armadillo y el conejo entre otros.

La llegada de los ciudadanos venezolanos ha aumentado el número de sus habitantes y aunque estos también llegaron con sus necesidades, también encontraron un techo gratis; algunos, y la solidaridad de los pobladores. «Ellos son bien, algunos, pero lo cierto es que ya los carraipiunos nos sentimos extraños debido al gran número de extranjeros que ahora viven aquí con poca posibilidad de que regresen a su país» dice Raúl.

Calle principal del poblado, única pavimentada.

Carraipía sigue siendo un pueblo de muchas historias y leyendas donde se vive sabroso por su temperatura y en general por su ambiente agradable propicio para la lectura y el estudio entre otras actividades saludables, agradables y productivas.

Los viejos advierten que en Carraipía la vida a la gente se le alarga debido a que se vive tranquilo lejos del estrés que producen las ciudades y otros pueblos más grandes donde el ruido de la civilización mantiene a las personas alteradas.

«Aquí lo que hay es que saber vivir, porque muchas veces la gente le da mucho largo a la lengua y eso afecta una sana convivencia porque se inventan cuentos» advierte un profesor del pueblo que prefiere no se mencione su nombre porque si de algo está seguro es que con solo leer este comentario ya adivinan de quien se trata.

Para responder a la pregunta de muchos del porqué el pueblo no crece Rubén Gutiérrez de 85 años sostiene que la principal razón es porque el pueblo está rodeado de grandes predios privados cuyos propietarios se niegan a vender y eso ha frenado su crecimiento y desarrollo.

En torno a esta situación, hay quienes piensan, como es el caso de una educadora que el hecho que el pueblo se mantenga con sus mismas casas (algunas abandonadas), es lo que lo hace conservar esa condición de pueblo pequeño y bajo el control de sus tradiciones sin los efectos de la civilización.

Y es que las invasiones solo se han dado en predios oficiales. En el pequeño terreno donde alguna vez funcionó un puesto de policía, del cual recuerdan mucho al agente guerrero por su condición de amigo y donde después estaba instalada la planta eléctrica del pueblo.

Ese predio hoy en día está en manos de particulares donde curiosamente el mismo gobierno les construye casas de interés social. Recuerdan los carraipiunos que en tiempos donde aún no había servicio de energía eléctrica dicha planta; una Diesel, la prendían a las seis de la tarde y la apagaban a las 10 de la noche.

Para muchos no había dudas de que, si la planta permanecía más tiempo prendida, era porque el plantista tenía intereses de orden alcohólico en alguna parranda u otra celebración que hubiera en el pueblo, situación que aprovechaban los moradores del pueblo para disfrutar de la energía para otros quehaceres domésticos y de diversión como ver telenovelas en los canales de televisión venezolana de mucha influencia por esos tiempos en la zona fronteriza con el vecino país.

Hoy, Carraipía no es que haya avanzado mucho, su situación geográfica es la misma, sus mismas tres calles y carreras con algunas tímidas prolongaciones. Sólo una pavimentada, la principal que comienza en la llamada Punta del Muelle y termina donde siempre ha terminado el pueblo cuando ya se abandonan sus viejas casas para emprender la ruta hacia el río Jordán, La Escuela Vocacional; ahora, institución educativa Rural Nro.12, la boca toma y la sierra de donde bajaban antes muchos productos del campo.

En lo político no ha sido fácil, sus habitantes reparten sus preferencias con los dirigentes de otros pueblos lo que no les ha permitido tener una representación siquiera en el cabildo municipal. En épocas de elecciones reciben hasta cinco visitas diarias de diferentes campañas con sus promesas, pero todo queda ahí en promesas.

Corregiduría del pequeño poblado.

El puesto de policía por ejemplo ha sido promesa de todos los alcaldes, pero ninguno ha cumplido. La corregiduría funciona en el mismo destartalado local lo mismo que la biblioteca. Hay una casa campesina que está invadida sin cumplir la función para lo que fue creada.

La diversión se circunscribe al constante consumo de alcohol en los cinco billares (tiene más billares que calles), donde la gente muchas veces demuestra que tienen más ganas de beber que de vivir.

Así se mueve este que es uno de los mejores vivideros de la Guajira, Carraipía; tierra de alcaravanes, anclado a pocos kilómetros de los Montes de Oca desde donde llegan permanentemente las brisas de sus espesas montañas sureñas. De allá también llega el agua del río Jordán, pero los carraipiunos solo la ven pasar porque el gobierno de Maicao le instaló un poso de agua salada para el consumo del poblado que le suministra dos veces a la semana.

Este ha sido uno de los tantos temas polémicos que la gente del común comenta en el pueblo, pero sin profundizar porque la representación política y social es completamente nula.

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Written by jucebo

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