El gran cohete chino que está fuera de control, podría reingresar a la tierra este fin de semana.
Aunque el “punto exacto de entrada del cohete en la atmósfera terrestre” no puede ser precisado hasta horas antes de la reentrada, según indicó Mike Howard portavoz del Departamento de Defensa de los EE.UU., el 18º Escuadrón de Control Espacial está proporcionando actualizaciones diarias sobre la ubicación del cohete a través del sitio web Space Track, informó CNN.
La Agencia Espacial Europea ha pronosticado una “zona de riesgo” que abarca “cualquier parte de la superficie de la Tierra entre los 41,5N y los 41,5S de latitud“, lo que incluye prácticamente todo el continente americano al sur de Nueva York, toda África y Australia, partes de Asia al sur de Japón y España, Portugal, Italia y Grecia en Europa.
Ese enorme alcance es, en parte, el resultado de la velocidad vertiginosa del cohete: incluso pequeños cambios en las circunstancias pueden cambiar drásticamente su trayectoria. Se conoció que el cohete viaja como a 18.000 millas por hora.
En las primeras horas del sábado, se preveía que el cohete propulsor que cayó volviera a entrar en la atmósfera terrestre sobre el sur del Océano Pacífico el domingo (9 de mayo), según el Aerospace Corp.
Según los expertos, el océano sigue siendo la apuesta más segura para saber dónde caerán los restos, dijo Howard, “sólo porque ocupa la mayor parte de la superficie de la Tierra”.
El largo viaje que ha dado el cohete, ha sido tema de debate y cierta preocupación para los expertos, sin embargo consideran que “el riesgo de que se produzca algún daño o de que golpee a alguien es bastante pequeño”.
“El riesgo de que te golpee a ti es increíblemente pequeño. Así que no perdería ni un segundo de sueño por esto en base a una amenaza personal”, comentó esta semana a la CNN Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard.
El ejército estadounidense habría informado que la reentrada incontrolada estaba siendo rastreada por el Comando Espacial de Estados Unidos, y que no había planes para derribar los restos, detalla el portal británico Mirror.
El cohete puso en órbita una parte de la nueva estación espacial china el 29 de abril, pero luego se dejó que se precipitara por el espacio de forma incontrolada hasta que la gravedad de la Tierra empezó a tirar de ella hacia el suelo.
Controlar la basura espacial
A pesar de los recientes esfuerzos por regular y mitigar mejor los desechos espaciales, la órbita de la Tierra está plagada de cientos de miles de piezas de chatarra incontrolada, la mayoría de las cuales tienen un tamaño inferior a 10 centímetros.
Los objetos caen constantemente de la órbita, aunque la mayoría se queman en la atmósfera terrestre antes de tener la oportunidad de impactar en la superficie.
En virtud de un tratado internacional, los agentes espaciales privados, que se espera que pongan 45.000 satélites en la órbita baja de la Tierra en los próximos años, están bajo la responsabilidad legal de sus naciones anfitrionas, informó The Guardian.
Si a esto se añade que se calcula que hay unas 9.300 toneladas de basura espacial que ya orbitan el planeta, el problema de las colisiones espaciales y la contaminación por desechos es un tema preocupante. Y sus efectos ya se pueden sentir.
Por ejemplo, el mes pasado, los controladores de la misión en la sede de SpaceX, en California, advirtieron a los astronautas en órbita que se pusieran los trajes espaciales y volvieran a sus asientos porque un trozo de basura espacial podría golpear la cápsula.
Anteriormente, un trozo de pintura del tamaño de una uña golpeó el parabrisas de un transbordador espacial, perforando dos de las tres capas de vidrio.
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