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En una notable operación en Mosquera, Nariño, las fuerzas del orden colombianas, en colaboración con la DEA estadounidense, han conseguido un hito significativo en la lucha contra el narcotráfico, con la detención de Víctor Ríos Guerrero, también conocido como alias Caballero. A sus 46 años, Ríos Guerrero era considerado una pieza fundamental en la arquitectura del crimen organizado en el sur de Colombia, teniendo un papel crucial como nexo entre grupos armados locales y el notorio Cartel de Sinaloa.
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Ríos Caballero encabezaba una operación meticulosamente estructurada dedicada a la manufactura y transporte de cocaína a gran escala desde Nariño hasta destinos claves en Costa Rica y otros países centroamericanos, alcanzando una impresionante capacidad de más de cuatro toneladas mensuales. Este eficiente esquema delictivo no solo demuestra la magnitud del desafío que enfrentan las autoridades sino también subraya la importancia de este arresto en el desmantelamiento de redes criminales.
Las autoridades estadounidenses han expresado su interés en Ríos Guerrero a través de una solicitud formal de extradición, presentándole cargos por narcotráfico y concierto para delinquir, evidenciando el alcance internacional de sus operaciones delictivas.
La operatividad y logística bajo la dirección de Ríos Guerrero eran de avanzada, utilizando embarcaciones de alta velocidad y semisumergibles, equipados con sistemas de GPS para monitorear y garantizar la entrega de su cargamento ilícito, una estrategia diseñada para burlar la vigilancia y control de las autoridades.
El rango y las conexiones de alias Caballero se extendían, teniendo vínculos con el Bloque Occidental Alfonso Cano y el Frente Oliver Sinisterra, ampliando su influencia a través de departamentos críticos como Nariño, Cauca, Valle del Cauca, Antioquia y la costa pacífica, demostrando la compleja red de colaboraciones entre distintas facciones del crimen organizado.
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