Cuando un pasajero toma asiento en un avión solo experimenta el producto final de toda una cadena productiva en la que además se mueven millones de dólares por todo el mundo.
El boom del turismo global les exige a las aerolíneas aumentar las flotas y, por ende, toda la industria que hay detrás se activa y genera riqueza.
La visión tercermundista de la vida haría pensar que ese es un negocio exclusivo para los países desarrollados, aquellos en los que nació la revolución…