En el momento en que un comerciante alistaba todo para cerrar su negocio, pues ya eran pasadas las 8 de la noche, dos misteriosos sujetos a bordo de una moto se parquearon afuera de su local sin levantar sospechas. Segundos después, uno de los delincuentes ingresó a la salsamentaria y empuñando un revólver lo amedrentó.
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En medio del hurto, el propietario logró tomar un cuchillo y le propinó una contundente herida al bandido, que terminó poniéndole fin a su vida afuera del negocio, delante de varios vecinos y de algunos comerciantes que permanecían dentro de sus locales.
La verdad por aquí se ha vuelto muy peligroso. En tan solo dos semanas ya han atracado tres locales por acá y bajo la misma modalidad, los delincuentes en moto y portando armas de fuego. Ya estamos desesperados y preciso el muchacho de la salsamentaria lo que hizo fue defenderse”, le relató a Q’HUBO una comerciante del barrio Muzú, en Puente Aranda, donde ocurrió la tragedia.
El cómplice del occiso se escapó al ver que su compañero se había desplomado sobre el andén bocarriba, producto de la herida, y hasta las últimas horas no había sido ubicado. Las autoridades, quienes llegaron al sitio, confirmaron el deceso del joven, de quien se rumora no superaba los 18 años.
“Era menor de edad, se le notaba por su aspecto. Cuando llegó la Policía él ya estaba muerto, porque la herida fue en el pecho. Aquí hicieron el levantamiento como a eso de las 10 de la noche. Al muchacho de la salsamentaria se lo llevaron esposado”, agregó una vecina.
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Atraco y muerte
A las 8 en punto de la noche del martes, los comercios de la carrera 51 B con calle 40 A Sur comenzaron a cerrar las puertas, porque la zona empieza a desolarse debido a que es un barrio residencial, hecho que han aprovechado los bandidos para hacer de las suyas.
Los tipos habían estado dando vueltas como durante media hora, o eso nos dijo una vecina que estaba pasando, pues habían dado vueltas también por el frente de su casa. Todos suponemos que son los mismos delincuentes de siempre, ¡y vea cómo terminaron!”, aseguró una tendera.
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Al interior del local estaba el ahora homicida y un amigo suyo, quien le estaba ayudando a organizar una mercancía. Ambos, al ver al delincuente, se asustaron, al mismo tiempo que el gatillero les pedía que le entregaran el dinero en efectivo que había en la caja.
En medio de este hecho, que es materia de investigación, el trabajador tomó un cuchillo que tenía al lado de la caja y que utilizaba para cortar las porciones de queso, y le propinó una mortal herida al delincuente en el pecho, quien asustado por lo ocurrido salió del local.
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El bandido no alcanzó a dar más de cinco pasos cuando se desplomó sobre el andén y dejó una mancha de sangre tatuada en el asfalto gris. Casi que al mismo tiempo, su cómplice arrancó a toda velocidad y huyó, dejando a su conocido solo y agonizando.
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