Jesús sabía lo que le esperaba. Lo que se conmemora en la actualidad como Jueves Santo, ese fue el día antes de su muerte, en el que quiso despedirse de sus discípulos con una cena, lo que conocemos como l a Última
Cena. Desde luego que hubo preparativos porque no era cualquier comida y se escogió un sitio especial para esa ocasión.
Para la organización de esa fecha, según La Biblia en Lucas 22:7-20, Nueva Versión Internacional: cuando llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua , Jesús envió a
Pedro y a Juan diciéndoles: “Vayan a hacer los preparativos para que comamos la Pascua”. “¿Dónde quieres que la preparemos?”, le preguntaron. “Miren”, contestó él: “Al entrar ustedes en la ciudad les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua.
Síganlo hasta la casa en que entre,y díganle al dueño de la casa: el Maestro
pregunta: dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos? Él les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada.
Preparen allí la cena”.
Acertó en todo
Ellos se fueron y encontraron todo tal como les había dicho Jesús. Así que
prepararon la Pascua.
Cuando llegó la hora, Jesús y sus apóstoles se sentaron a la mesa. Entonces les dijo: “He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer, pues les digo que no volveré a comer la hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios”.
Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a beber del fruto de la vida hasta que venga el reino de Dios. Todo eso es la antesala y también
el comienzo de la cena”. Ese momento quedó plasmado en un cuadro de Leonardo Da Vinci.
Dicen los arqueólogos Generoso Urciuoli y Marta Berogno que esa pintura
no es exacta históricamente, porque ellos reconstruyeron lo que pudo haber estado en la mesa aquella noche.
Según un informe de Discovery, de acuerdo con sus evidencias arqueológicas, los comensales judíos como Jesús y sus apóstoles habrían utilizado vasijas de piedra para su comida, compartiendo mientras se reclinaban sobre alfombras y cojines.
Ahí salió el mito del ‘santo grial’ que es la copa en la que Jesús bebió.
Tal vez no necesariamente había la disposición de asientos como lo muestra
Da Vinci.
Lo que sí se sabe con certeza es que hubo pan que se untaba de la salsa que
había de un plato en común, como hoy en día se hace con las papas fritas y
la salsa rosada.
Un menú muy amplio
Aunque en los Evangelios se cuenta que la comida incluía pan y vino, los arqueólogos e historiadores señalan que había un menú mucho más amplio
servido para ellos.
Había para comer: cordero asado a fuego lento (era la comida tradicional para la Pascua); porotos (semillas feculentas, maduras y secas, con forma de riñón, extraídas de las vainas de las judías, chauchas o ejotes); los panes eran sin levadura y le se añade el ‘jaroset’ (un plato guisado cocinado a fuego bajo); salsa de pescado; aceitunas con hisopo (planta medicinal que cura una gran cantidad de enfermedades); hierbas amargas con pistachos y pasta de nuez.
Un momento de siglos
Según la página en internet ‘Todo sobre Cristo’, la última cena es uno de
varios eventos importantes en la vida terrenal de Jesucristo registrados en La Biblia. Es una descripción de la última comida que tuvo Jesucristo con
sus discípulos antes de su arresto y crucifixión en una cruz
romana hace más de 2.000 años.
Continúa siendo una parte importante de la vida cristiana en el mundo.
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