La Junta Directiva del Banco de la República (Banrep) y la Superintendencia Financiera de Colombia, actualizaron de manera respectiva las nuevas tasas de interés de intervención y de usura para el mes de abril, dejándolas en un 13% y en un 47,09 %.
Esto responde frente a la postura del Banco de que, en los próximos dos meses, la inflación en el país tocará su techo para, así, comenzar a bajar. Sin embargo, los efectos de estos ajustes podría repercutir de forma directa y negativa en la productividad y consumo nacional en los próximos meses, con proyección al mes de mayo, tal como explicó para Portafolio Henry Amorocho Moreno, profesor de Hacienda Pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario.
(Otros créditos a los que también les aplicaría la bajada de las tasas).
«Subir la tasas de interés de intervención y tasa de interés de usura es castigar las dos líneas de la economía: el emprendimiento y el consumo”.
Según argumentó el docente, el aumento de las tasas de interés se puede ver reflejado en el precio de los insumos que las empresas de bienes adquieren para la fabricación de sus productos, lo cual, luego de todo ese proceso, se manifestará en el precio final al consumidor.
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Así mismo, Amorocho también agregó el valor del peso colombiano con respecto al dólar, pues la moneda colombiana ha tenido una enorme fluctuación de su valor frente a la estadounidense y, siendo el dólar la moneda de referencia para la cotización de precios en el mercado internacional, hace que los precios que se manejan en el mercado interno colombiano tengan un constante cambio, sean en alzas o bajas.
«El efecto de las tasas de interés tiene un efecto inmediato sobre los emprendimientos, porque con una volatilidad de la tasa de cambio y con una política inflacionaria como la que tenemos, generan un efecto fuerte sobre los precios, haciendo que se incrementen los costos de producción”, explicó.
(A enero, 10 de los 28 bancos tenían un saldo en rojo).
Con respecto a la tasa de usura, el experto aseguró que el Banco, al subir este concepto a una cifra cercana al 50 %, busca limitar el consumo, lo que en un contexto de inflación que cerró en febrero en un 13,3 %, puede ser una medida explicable.
Sin embargo, este ajuste, según Amorocho, va en contravía de las acciones de la banca privada, la cual, durante el mes de marzo, decidieron de manera escalonada, bajar las tasas de interés en algunos de sus productos para así incentivar el consumo.
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“Lo que está sucediendo es que la cartera morosa está aumentando y la demanda de créditos está disminuyendo. Sin embargo, la Superfinanciera, al darle esa lectura a una tasas de usura que va a a subir, básicamente con la misma aplicación de la tasas de intervención, lleva a la conclusión de que esto va a tener efectos en muy poco tiempo en los niveles de productividad y, desde luego, en el incremento de costos, no solo en la producción, sino en el consumo”.
Por lo tanto, las autoridades financieras esperan que, con las nuevas tasas se llegue a un techo de inflación desde el cual este factor comience a bajar, sin embrgo, esto se estaría produciendo bajo el riesgo de que las productividad de las empresas tenga una recaída, disminuyendo así la oferta de productos, lo cual se vería compensado con el aumento de precios, afectando también al consumidor final.
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