Los habitantes del corregimiento de Chiquí, zona rural de San Bernardo del Viento, en el departamento de Córdoba, mantienen claro en su memoria las afectaciones que han sufrido por cuenta de las inundaciones en su territorio, especialmente las del año 2022, por eso, proyectos como el de Reducción de Riesgo Basado en Ecosistemas que se implementará en la zona, representa para ellos una oportunidad para mitigar sus efectos en los medios de subsistencia y su calidad de vida.
Así lo confirma Alberto Elías Cuadrado, Presidente de la Asociación de Campesinos de Chiquí, nativo de la zona y quien sueña con volver a ver reforestados los bosques de manglar que sirven de barrera de protección y de sustento para cientos de familias. “De las expectativas que tenemos nosotros como comunidad y en nuestras juventudes, es que tengan una experiencia como la que tuvimos nosotros de tener nuestros manglares; en el caso mío, que yo los viví, los pude apreciar y disfrutar y que ahora los veo extinguidos, pero que son recuperables, y estas son una de las misiones en las que nosotros estamos esperanzados de que sí podemos tener ese apalancamiento y rescatar eso que se está perdiendo”, comentó.
El corregimiento de Chiquí ha sido seleccionado para implementar la primera experiencia en reducción del riesgo basada en ecosistemas en zonas marino-costeras de Colombia, con un proyecto que busca mitigar los efectos de las inundaciones y otros desastres naturales mediante la restauración y conservación de ecosistemas clave en el territorio, con la participación de las comunidades. Esta población está ubicada a 20 minutos desde la cabecera municipal de San Bernardo del Viento, y es un territorio que combina bosques secos y parches de manglar, que alguna vez fue un extenso humedal marino-costero.
En el año 2022, el corregimiento sufrió graves inundaciones debido a las crecidas del Río Sinú, afectando viviendas y vías de acceso durante ocho meses con niveles de agua que alcanzaron hasta 1,40 metros, como lo recuerda Marelbi Mendoza Banda, docente de primaria en la Institución Educativa Calle Real.
“Prácticamente esto se convirtió en una isla, solamente esta parte de aquí del sector del parque era donde podíamos conseguir una parte seca. Fue muy triste ver como las personas comenzaban a salir de sus viviendas con sus chocoritos, con sus aves, todo lo que tenían. Muchas personas perdieron emprendimientos de pollos que tenían, el hambre se agudizó porque no había donde irse a ganar un día de trabajo, porque la mayoría de la población vive del día a día”, narró la docente.
Hasta la fecha, el equipo local del proyecto ha avanzado en la caracterización del territorio y la población, así como en identificación de algunas medidas que se deben implementar para mitigar el riesgo de inundaciones, mediante encuentros comunitarios y espacios de articulación con autoridades locales como la Alcaldía, la Gobernación de Córdoba y la Corporación Ambiental de los Valles del Sinú y San Jorge, CVS, así como recorridos por los caños y brazos de la ciénaga El Charcón como La Balsa, Tío Pio, Zanja Larga, Cañito y Caño El Indio.
Medidas para reducir el resigo de inundaciones
Son tres las medidas que se desarrollarán en la zona, bajo el proyecto de Reducción de Riesgo Basado en Ecosistemas, que fueron priorizadas por las comunidades. La primera es la limpieza superficial caños con la que se pretende mejorar el flujo de las aguas y recuperar la ronda hídrica; la segunda es la implementación de prácticas de gestión del suelo a través de técnicas que contribuyan a mantener y mejorar la salud del suelo, prevenir su degradación, aumentar la fertilidad y conservar los recursos naturales, impactando en la productividad. La tercera medida es un sistema de monitoreo comunitario participativo que ayudará a identificar alertas tempranas para que los pobladores y autoridades locales puedan tomar acciones preventivas.
Una vez estén validadas estas medidas, así como su plan de acción, proceso en que se viene avanzando por parte del equipo técnico que acompaña el proyecto, se comenzará la implementación de las mismas.
No quieren vivir “la inclemencia de la inundación”.
Deyris Mendoza Morelos, contadora pública de profesión, agricultora y habitante de Chiquí, señala que no quieren volver a vivir las afectaciones de una inundación. “La expectativa que nosotros tenemos hacia el proyecto es mitigar un poco las inundaciones por medio de la canalización y reforestación del mangle. Nuestro objetivo acá principalmente es dejar de sufrir la inclemencia de la inundación que es una de las que nos está afectando actualmente, donde nos deja sin vivienda, sin alimentación prácticamente, porque nosotros somos una comunidad que vivimos de la agricultura, la pesca y el pequeño emprendimiento de cría de cerdos, pollos”.
Saralux Valbuena López, Directora de Cambio Climático y Gestión del Riesgo del Ministerio de Ambiente, aseguró que “este proyecto es muy importante porque no solamente contribuye con estos territorios donde ustedes están, sino que además es un piloto que puede escalarse en otras regiones del país, tratando de que podamos construir y contribuir a tener un país mucho más resiliente frente a los efectos de la variabilidad y del cambio climático”.
El proyecto piloto tiene un alto componente de participación comunitaria porque, además de ser los primeros impactados por las inundaciones, han sido también parte de las soluciones. La Ciénaga El Charcón, por ejemplo, ha perdido gran parte de su vegetación debido a actividades agropecuarias, sin embargo, un extenso parche del bosque de manglar ha sido recuperado por la comunidad de la vereda La Balsa.
Esta iniciativa del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible es financiada por el programa Euroclima de la Unión Europea y la Cooperación Alemana, y es implementado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y ejecutado por Fondo Acción.