La inflación en Colombia entró en un escenario de estancamiento. Así lo evidenció el último reporte del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que ubicó el dato en 7,16 % en su variación anual.
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Al comparar el dato con el mismo periodo del año pasado, cuando alcanzó el 12,36 %, se puede observar que el indicador cayó 5,20 puntos porcentuales, manteniendo así su tendencia a la baja. Sin embargo, las alarmas comienzan a activarse cuando se toma en consideración que la variación no tuvo cambios respecto a abril del 2024, mes en el que también se ubicó en 7,16 %.
Es en ese contexto donde empieza a surgir un nuevo interrogante: de continuar con ese comportamiento, ¿existe el riesgo de que el país entre en estanflación?
Qué debería pasar para caer en estanflación
Para entrar en contexto, la estanflación es un fenómeno económico en el que convergen tres condiciones críticas: alta inflación persistente, el estancamiento en el crecimiento económico y un aumento significativo en el desempleo.
De acuerdo con Carlos Ariel Alzate, decano de la facultad de ciencias económicas y administrativas de la Universidad de San Buenaventura, para que Colombia entre en este estado, en primera instancia la inflación debe mantenerse alta y fuera del rango objetivo del Banco de la República. Este escenario podría verse impulsado por factores como aumentos sostenidos en los precios de los alimentos y los combustibles; la devaluación continua del peso, y las disrupciones en las cadenas de suministro global.
A lo anterior tendría que sumársele que el crecimiento económico debe desacelerarse. Esto como resultado de una disminución en la inversión, tanto nacional como extranjera, la baja confianza del consumidor y las empresas, y una falta de estímulos económicos eficaces.
Para materializar ese escenario, y como ya se mencionó, esta situación tendría que coincidir con un incremento en la tasa de desempleo. De esta manera, estos tres elementos en conjunto, según el experto, crearían un ciclo vicioso «donde la alta inflación reduce el poder adquisitivo, disminuye el consumo y, por ende, frena el crecimiento económico».
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De acuerdo con los datos del Dane, los resultados del IPC del mes de mayo se vieron impactados en gran medida por las consecuencias del fenómeno de El Niño, el efecto de los aumentos en la gasolina y la indexación de los arriendos.
De hecho, el dato anual de 7,16 % coincidió con los pronósticos de los analistas, que apuntaban a que el costo de vida no iba a registrar una baja significativa. ¿La razón? Según explica Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria, este comportamiento estaría relacionado con la división de alimentos.
«Hace un año lo que estábamos observando es que la inflación de los alimentos venía negativa, por algunos puntos particulares, y este año la inflación de los alimentos está mostrando incrementos, por lo cual el reemplazo anual hace que la inflación no tenga una corrección tan sustancial y así como en mayo vimos cierta estabilidad, es posible que en junio la repitamos, sin que eso esté chocando con las expectativas del mercado», destacó.
¿Eso quiere decir que entraremos en estanflación? La experta menciona que esta posibilidad es lejana, debido a que al ampliar el panorama de los datos se puede observar que el comportamiento de la inflación se está corrigiendo a un ritmo moderado, es decir, que va en una tendencia decreciente.
«En Colombia sucede algo y es que tenemos procesos de ajustes lentos y cuando la inflación baja, baja lento, pero también cuando sube, sube lento, y en el caso de 2024 lo que estamos viendo es que la inflación está bajando de una manera muy paulatina por el efecto de la indexación de los precios», agregó.
Por esa misma línea, Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública de la Universidad del Rosario, señala que, hasta el momento, las cifras no dan pie para hablar de una recesión o un estancamiento económico.
«No se puede hablar de estanflación en un país que venía 13 meses consecutivos reduciendo su tasa de inflación. La estanflación se produce cuando se da el estancamiento del crecimiento económico en conjunto con un rápido aumento de los precios y en este escenario no se está produciendo. Esto también considerando que en el mes de mayo se registró estabilidad», rescató.
A lo anterior también se le suma que pese a que la economía colombiana ha estado marcada por la desaceleración, en el primer trimestre el PIB reportó un ligero crecimiento del 0,7 %.
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Acelerar la caída de la inflación
Este panorama confirma la necesidad de seguir sumando esfuerzos para que este indicador se encamine, a un ritmo más acelerado, a alcanzar las cifras meta. En ese sentido, los analistas han señalado algunas medidas que contribuirían a lograr ese objetivo.
Por un lado, Carlos Ariel Alzate señala que es necesario implementar una combinación de políticas monetarias, fiscales y estructurales que aborden tanto las causas inmediatas como las subyacentes. Por ejemplo, continuando el uso de herramientas de política monetaria para bajar la inflación, como el ajuste de tasas por parte del Banco de la República.
«Hacer frente a estancamientos inflacionarios requiere de una combinación coordinada de políticas monetarias y fiscales, junto con reformas estructurales que promuevan un crecimiento económico sostenible y equitativo, en estos aspectos radican los retos del gobierno, el cual no puede perder de vista la teoría y la practica sobre el manejo macroeconómico de un país», destacó Alzate.
Jackeline Piraján menciona que también es clave seguir observado si el comportamiento de la inflación se mantiene decreciente y si los precios de la economía se ajustan con tasas de crecimiento más bajas.
«Si este año cerramos con un 5 %, los arrendamientos el próximo año van a crecer menos y vamos a tener un proceso de desinflación más confirmado. El Banco de la República está esperando que hacia mediados del 2025 entremos en el rango meta y en ese sentido, que los precios sigan respondiendo de una forma paulatina a las señales de la economía», añadió.
Henry Amorocho también destaca la necesidad de que se tomen decisiones consecuentes para impulsar el crecimiento económico y que se mejore la situación en frentes como las tarifas de energía, la producción, entre otros.
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JESSIKA RODRIGUEZ
Periodista Portafolio