Hace ya mucho tiempo, los caficultores colombianos pactaron que los mejores granos de esta tierra se tenían que exportar. Y los de menor calidad, se quedarían para el consumo interno.
Es por eso que muchos extranjeros se decepcionan cuando prueban una taza de café aquí en Colombia, pues esperan degustar un producto superior al que consiguen en las tiendas de sus países, pero —infortunadamente— la expectativa no coincide con la realidad.
Pergamino le dio la vuelta a esa idea…