Sin piedad y de la manera más arcaica posible murió un reciclador, de nacionalidad venezolana, sobre la mañana de este viernes en el barrio Olivares (de Soacha), luego de recibir un golpe en su cabeza.
Tras observar al hombre tendido en el suelo llamaron a las autoridades, pero no había nada qué hacer, el sujeto, reconocido en el sector por la comunidad, ya estaba muerto.
Q’HUBO conversó con algunos de los moradores de la Transversal 16C con Diagonal 40, quienes solo comentaron que se percataron de lo que ocurría fue por cuenta del “alboroto que se formó tras la muerte del vecino”. Se confirmó que la víctima vivía a pocas cuadras del punto donde se presentó el ataque mortal.
Para muchos en el barrio lo que pasó los tomó por sorpresa, debido a que al reciclador, identificado por las autoridades como Emilio Enrique López Alastre (32 años), “lo veíamos pasar con su carreta y algunos hasta lo saludaban”, contó uno de los residentes del barrio, quien seguido a esto confirmó que de no haber sido por la misma comunidad, “quizás esto se hubiera quedado sin la posibilidad de resolverse”, debido a que cuando los uniformados llegaron al lugar comenzaron a preguntarles a los habitantes de la cuadra qué había sucedido, a lo que varios de los presentes les brindaron datos que permitieron dar con la captura de un sujeto, quien está siendo investigado por las unidades de criminalística del CTI (Cuerpo Técnico de Investigación) de la Fiscalía General de la Nación, que quedó en poder de las pesquisas.
Debido al bullicio y pánico que imperaba en la zona, los habitantes del barrio y la familia del hombre llegaron hasta el punto antes de que los policías hicieran el respectivo levantamiento del cadáver.
Entre gritos, lágrimas y lamentos, la familia de este hombre espera que los agentes que indaguen lo sucedido y puedan establecer el móvil o la causa que provocó que el presunto responsable golpeara con tal fuerza a la víctima en su rostro, que le causó la muerte al instante.
Algunos vecinos comentaron que López Alastre tenía una herida en uno de los costados de su cabeza, lo que denota que el agresor tan solo necesitó de un golpe para dejar sin vida en el lugar de los hechos al ciudadano venezolano.
El cadáver fue llevado a la morgue del vecino municipio, donde los dolientes tendrán la tediosa labor de recopilar sus documentos para reclamarlo y poderle dar digna sepultura. Por ahora, solo piden que sobre el asesino caiga todo el peso de la ley.
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