Un reciente estudio realizado por el Grupo de Geología, Geofísica y Procesos Marinos de la Universidad del Atlántico reveló la degradación crítica de las dunas a lo largo de la costas del departamento. La investigación, titulada ‘Impacto humano en la calidad escénica de las dunas costeras: Un estudio de la costa Caribe central de Colombia’, se centró en 19 sistemas de dunas, revelando el impacto significativo de la actividad humana en estos frágiles ecosistemas.
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El estudio, liderado por los profesores, Nelson Rangel Buitrago y Adriana Gracia y publicado en la revista Regional Studies in Marine Science de Elsevier, utilizó el Sistema de Evaluación del Paisaje de Dunas (DSES, por sus siglas en inglés) para clasificar los sitios en cinco categorías.
Estas van desde áreas con alto valor paisajístico (clase I) hasta regiones urbanas gravemente degradadas (clase V). Los resultados fueron alarmantes: ningún sitio fue clasificado en las clases más altas (I o II), mientras que el 32% de los sistemas dunares fueron clasificados como clase V, los más afectados por la intervención humana.
Factores críticos de degradación
Los factores que más influyen en la disminución del valor paisajístico incluyen la erosión costera, la urbanización descontrolada, la acumulación de basura, el ruido, la introducción de especies invasoras y el tránsito vehicular en las playas. Según el informe, más de la mitad de las áreas analizadas (53%) caen en la clase IV, lo que indica una degradación considerable. “La degradación de las dunas no solo afecta el entorno natural, sino también la economía y las comunidades que dependen del turismo”, destacó el profesor Rangel.
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Las dunas costeras actúan como barreras naturales que protegen el interior de la costa frente a la erosión y las marejadas. Su conservación es esencial no solo para la biodiversidad, sino también para el turismo sostenible, una de las principales fuentes de ingresos en la región.
Impacto en la biodiversidad
Las dunas, además de ser barreras naturales, albergan una flora y fauna adaptada a las condiciones extremas del entorno. La pérdida de vegetación nativa, causada en gran parte por la urbanización, incrementa el riesgo de erosión y afecta a las especies que dependen de este ecosistema. Además, la presencia de basura, especialmente plásticos, contribuye a la degradación visual y ecológica de las dunas.
“El impacto de los residuos sólidos es especialmente preocupante. No solo daña la apariencia del paisaje, sino que afecta directamente la vegetación que estabiliza las dunas”, explicó Adriana Gracia. Esta situación también representa un riesgo para la economía local, ya que la pérdida de calidad escénica puede reducir el atractivo turístico de las playas de la región.
Recomendaciones
El equipo de investigación, subrayó, la necesidad de adoptar estrategias de manejo costero integradas para mitigar la degradación. Entre las principales recomendaciones se encuentran: fortalecer los marcos regulatorios, involucrar a las comunidades locales, crear proyectos de restauración ecológica y aumentar el control del acceso vehicular.
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El estudio de la Universidad del Atlántico concluyó que, las acciones inmediatas son esenciales para restaurar el valor ecológico y escénico de estos paisajes. “La participación de la comunidad es crucial; campañas de limpieza y educación ambiental pueden marcar una gran diferencia”, concluyó Rangel.
REDACCIÓN EL TIEMPO