No había transcurrido el primer lustro de la década de los 90, cuando ya Cristian Del Real se mostraba como toda una estrella. Al lado de su padre, el desaparecido Víctor “El Nene” Del Real, el pequeño genio hacía las delicias de todos con baquetas en mano y azotando el timbal.
Era tal la destreza y el talento innato, que los medios no tardaron en interesarse y por allí derecho los grandes músicos salseros, quienes vieron en el niño cartagenero un diamante que debía esculpirse…