Decir que Colombia es un país de emprendedores y donde todo el que se la rebusque, encuentra una forma de subsistir, es una verdad que tiene dos caras, en las que por un lado se destaca el empuje de la gente y su resiliencia ante los imprevistos que puedan surgir, pero también se pone en evidencia la falta de oportunidades.
Un reciente informe del Banco Mundial pasó revista al estado de la pobreza en Colombia desde sus diferentes aristas y encontró que, en materia de negocios, el emprendimiento es la única salida para hacerle quite a la pobreza y que si bien hay grandes casos de éxito, una buena porción de estas personas apenas logra el sustento diario.
Más noticias: Estas son las regiones que sacarían la cara por la economía del 2024
Partiendo de que no todos los colombianos tienen las mismas posibilidades de salir de la pobreza, el reporte sostiene que las tasas de pobreza difieren significativamente entre grupos y territorios y que el mercado local destaca por sus brechas regionales de bienestar en comparación con los países de la Ocde.
“Las poblaciones indígenas tienen tasas de pobreza que casi duplican las de los grupos no étnicos, tasas que han mostrado una reducción mucho más lenta: desde 2021, la reducción fue de 1,9 puntos porcentuales para las poblaciones indígenas en comparación con 7,5 para los grupos sin pertenencia étnica. Estas diferencias en las tasas de pobreza se sustentan en un acceso y una calidad de servicios y activos muy diferentes entre grupos y territorios”, explicaron al respecto.
La ausencia del Estado, la presencia de grupos armados ilegales, la corrupción y la falta de programas que generen un desarrollo que aproveche las capacidades de los territorios y así no se caiga en fórmulas estándar que le aplican a unos y no a otros, son parte de las causas por las que este tipo de cosas suceden para el Banco Mundial.
Negocios por necesidad
Para explicar mejor el ciclo de desigualdad, se puede decir que el no tener acceso a educación de calidad lleva a que las personas no desarrollen las competencias que necesita el mercado y debido a eso, sus posibilidades de conseguir un empleo estable y formal, son más bajas que las de los demás.
Esto sin contar con otras barreras que amplían las brechas como el aislamiento de ciertas regiones, el hecho de que gran parte de las grandes industrias están en las ciudades principales, mayoritariamente en el centro, y que la falta de conectividad vial también influye, generan un escenario en el que muchas personas no tienen otra que optar por un negocio que les dé un sustento.
Lea también: Mintransporte instala mesa de trabajo con transportadores para evaluar acuerdos
“Millones de familias dependen de los ingresos de pequeñas empresas, generalmente poco productivas, más que de empleos asalariados. Los micronegocios, aquellos con nueve o menos empleados, constituyen el 99% del tejido empresarial del país y el 66% del empleo total”, dijeron desde el Banco Mundial.
De igual forma manifestaron que “todos estos micronegocios surgen de una oportunidad de negocio en el mercado (de oportunidad), aproximadamente la mitad surgen porque los emprendedores no tienen otra alternativa de ingresos (de necesidad)”.
“Estos micronegocios de necesidad suelen ser creados por emprendedores procedentes de hogares pobres (el 46% frente al 30% de los negocios de oportunidad) y su productividad es menor. Espacialmente, la productividad de los micronegocios es menor en los lugares más pobres: la productividad en ciertos departamentos, como Antioquia, Risaralda o Bogotá, es más del doble que en Cauca o Córdoba”, reportaron.
Dicho de una forma simple, mientras que tres de cada 10 negocios surgen como parte de las dinámicas propias del mercado y el desarrollo económico, cuatro son el fruto de la necesidad y allí, el valor agregado por trabajador es de menos de $480.000, mientras que en los primeros ese indicador se ubica por encima de los $540.000.
“Alrededor de dos de cada tres micronegocios en Colombia están clasificadas como débiles según el Índice de Robustez de los Micronegocios y también muestran una menor productividad y un mayor porcentaje de propietarios en situación de exclusión productiva”, dice el reporte.
Entre tanto, según el tipo de municipio, el porcentaje de micronegocios débiles aumenta desde el 54,6% en las grandes ciudades y aglomeraciones hasta más del 80% en los municipios predominantemente rurales, dejando en evidencia que la falta de oferta institucional y de programas de desarrollo tiene mucho que ver.
Otras noticias: Es oficial: Gobierno sanciona ley que permite el divorcio unilateral en Colombia
Brechas de género
Otro de los frentes que revisó el Banco Mundial respecto al estado de los micronegocios y su disparidad en la geografía nacional tuvo que ver con la brecha de género, dado que esta realidad también es prueba de la falta de oportunidades que las afecta.
“Las mujeres también tienen menos acceso a otras fuentes de ingresos, ya que el 37% de los micronegocios tienen una mujer como propietaria. Además, el porcentaje de micronegocios de propiedad femenina clasificados como débiles es del 65%, mientras que en los de propiedad masculina es del 68%”, reportaron.
En el caso del valor agregado por trabajador, el informe da cuenta de que en los micronegocios de propiedad femenina es el 60% del de los micronegocios de propiedad masculina, lo que podría estar relacionado con la mayor carga de tareas domésticas, que aumentan la cuesta para ellas.
“También se observan barreras a la participación en el mercado en zonas donde los grupos armados impusieron normas que dificultaban la entrada en el mercado con un micronegocio”, acotaron.
Lo más preocupante de todo es que pare el Banco Mundial las instituciones no están plenamente preparadas para eliminar las brechas de oportunidades, incluidas las territoriales, ya que hay sobreposición de competencias entre los distintos niveles de gobierno – sin definición clara de funciones ni rendición de cuentas.
Esto, concluyeron, también tiene relevancia en los retos que hay de cara a la generación de ingresos y la autonomía y gestión fiscal, que también debe abarcar la poca coordinación y asociación y la necesidad de acabar con las políticas uniformes en muchos casos, que no toman como referencia el potencial de los territorios.