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Día de la Pereiranidad: ciudad de forjadores con espíritu colectivo

Día de la Pereiranidad: ciudad de forjadores con espíritu colectivo

El civismo pereirano se fundamenta en una identidad por la historia, la cultura y el esfuerzo de quienes han habitado esta tierra. 

Desde sus inicios, Pereira se ha distinguido por la fusión de diversas tradiciones y la contribución de múltiples comunidades, entre las que se encuentran los quimbayas, caucanos, antioqueños, turcos y libaneses. Esta amalgama ha cultivado una mentalidad particular, en la que el interés por la ciudad ha prevalecido sobre el individualismo. 

En este contexto, surgió el Día de la Pereiranidad, y como símbolo de esta celebración se eligió al poeta Luis Carlos González, cuya obra artística y profundo amor por la ciudad lo convierten en el representante ideal de la identidad pereirana. Así, cada 26 de septiembre se rinde homenaje a su legado.

La idea de conmemorar el Día de la Pereiranidad nació en 2008, gracias a la iniciativa del concejal Alonso Molina Corrales. En sus esfuerzos por resaltar la cultura y memoria de Pereira, Molina Corrales propuso este día en honor al poeta Luis Carlos González, el más grande exponente de la poesía pereirana.

Miembros de la Fundación Luis Carlos González, entre ellos el periodista Luis Alberto Ruiz, le propusieron conmemorar los 100 años del nacimiento del poeta. Así, el concejal construyó el proyecto de acuerdo que estableció el 26 de septiembre como el Día de la Pereiranidad.

Desde sus raíces más profundas, Pereira se ha distinguido no solo por su diversidad geográfica y étnica, sino por la particularidad del carácter de su gente. En esta ciudad confluyeron quimbayas, caucanos, antioqueños, turcos, libaneses y europeos, creando una identidad colectiva que ha moldeado su desarrollo. Álvaro Zuluaga, historiador y presidente de la Academia de Historia de Pereira, señala que esta confluencia de culturas generó una mentalidad diferente a la del resto del país. Aquí, el interés común ha prevalecido siempre por encima del particular. Los habitantes de Pereira entendieron desde un principio que el bienestar de la ciudad era el motor que impulsaba su propio progreso, y este pensamiento sigue siendo la columna vertebral de su civismo.

El carácter emprendedor 

El pereirano es, ante todo, un negociante con visión empresarial, pero no es solo un comerciante en el sentido tradicional. En sus acciones cotidianas, revela una devoción por la comunidad y un profundo amor por su tierra. Tal como señala Zuluaga, los pereiranos siempre pensaban más allá de sus propias necesidades inmediatas, proyectando sus esfuerzos hacia el futuro. “No se preguntaban qué es lo que necesitamos ahora, sino qué es lo que viene,” recalca el historiador. Esta capacidad de anticipar el futuro y actuar en función del bien común ha sido clave en la historia de la ciudad.

Durante la temporada de cosecha cafetera, era común ver grandes afluencias de personas que venían a trabajar en los cafetales. Estas migraciones temporales fortalecieron los lazos sociales y económicos de la ciudad, consolidando su posición como uno de los principales centros del Eje Cafetero. A lo largo de su historia, los pereiranos han demostrado ser una comunidad unida por el trabajo colectivo, donde el bienestar de la ciudad se refleja directamente en el éxito individual.

Entre los innumerables ejemplos que demuestran el civismo de los pereiranos. La Catedral Nuestra Señora de la Pobreza fue la segunda obra construida por los ciudadanos y en ese entonces 1910 la rodeaba la plaza de mercado.

Obras cívicas que marcan la historia

Uno de los ejemplos más emblemáticos del civismo pereirano es la construcción del Lago Uribe. Tras los devastadores incendios en Manizales en 1922 y 1925, los habitantes de Pereira se preocuparon por la posibilidad de sufrir una tragedia similar. En respuesta, y con una impresionante visión de futuro, decidieron crear el lago como un recurso para garantizar el abastecimiento de agua en caso de incendios. Este proyecto no solo protegió a la ciudad, sino que también demostró la capacidad del pueblo pereirano para unirse en torno a un objetivo común.

Otro símbolo de este espíritu cívico es el célebre Bolívar Desnudo. Cuando Pereira se acercaba a su centenario, los ciudadanos decidieron erigir una estatua para conmemorar sus cien años de historia. Encargaron la obra a Rodrigo Arenas Betancourt, quien presentó una propuesta audaz y moderna: un Bolívar desnudo, símbolo de libertad y pensamiento independiente. Aunque la obra generó controversias en todo el país, los pereiranos defendieron la estatua como un reflejo de su identidad, un testimonio de su apertura al libre pensamiento. La obra, que debía ser pagada por la administración pública, fue finalmente financiada por la Sociedad de Mejoras Públicas y los propios ciudadanos, un gesto que encapsula el espíritu solidario y comprometido de los habitantes de Pereira.

El aeropuerto

La construcción del aeropuerto de Pereira en 1945 es otro ejemplo destacado de civismo y visión de futuro. Aunque en ese momento la ciudad no contaba con un desarrollo comercial importante, los pereiranos vieron en la aviación una oportunidad para el crecimiento. Con la misma determinación que caracterizaba sus emprendimientos, organizaron eventos para recaudar fondos, como ventas de empanadas y otros productos. Algunas personas donaron incluso su sueldo para contribuir a la causa. Esta hazaña no solo evidenció el compromiso colectivo, sino también la capacidad del pueblo pereirano para convertir un sueño en realidad a través del trabajo y la colaboración.

La Pereiranidad

El civismo en Pereira no es simplemente un conjunto de acciones, es una forma de vida. La comunidad ha sido capaz de transformarse y adaptarse a los cambios sin perder su esencia. Como bien lo expresó Álvaro Zuluaga, los pereiranos siempre han priorizado la ciudad por encima de sus intereses personales. Han construido una mentalidad colectiva en la que la prosperidad de todos depende del bienestar de la ciudad.

En la cotidianidad, el pereirano demuestra su amor por su tierra no solo a través de su labor empresarial o de sus contribuciones económicas, sino en su manera de interactuar con sus vecinos, en la hospitalidad que ofrece a quienes visitan la ciudad y en su permanente disposición para colaborar en causas comunes. Pereira, con sus obras públicas emblemáticas y su gente trabajadora, es el vivo reflejo de una comunidad que se ha levantado con la fuerza del esfuerzo compartido.

Frase: “Eran negociantes con visión empresarial, ellos enriquecían la ciudad, si la ciudad mejoraba los negocios mejoraban. Crearon una mentalidad colectiva”. Álvaro Zuluaga. 

 

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Written by jucebo

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