Según el uso del suelo en el Plan De Ordenamiento del 2015, son 325 los predios para llevar a cabo la actividad, sin embargo, un estudio reveló que hay más de 1000 establecimientos registrados.
Por: Luissa Fernanda Pérez
Imagine llegar a su casa después de un arduo día de trabajo, disponerse a descansar y que los altos decibeles por la música en el bar del respaldo no lo dejen conciliar el sueño teniendo en cuenta que al siguiente día debe madrugar a trabajar.
Este caso es el de Eduardo Carrillo, quien hizo una denuncia pública a través de sus redes sociales en la que manifiesta residir en el conjunto Caminos de Sevilla en el barrio Hacaritama, ubicado después de una reserva forestal, a menos de 200 metros de la Avenida Puerto López. Sobre este sector se han ubicado establecimientos nocturnos que funcionan como discotecas a cielo abierto y los cuales interrumpen la tranquilidad de muchos de los que residen en el sector.
“Son 80 casas afectadas, alrededor de 300 personas que madrugan a sus compromisos diarios, personas con enfermedades delicadas, de la tercera edad, nos vemos terriblemente afectadas por el impacto directo del ruido atroz que generan dichas discotecas, el que sobrepasa por mucho, de manera ilícita, los decibeles permitidos, ocasionando una grave contaminación auditiva, especialmente con los sonidos bajos que son los más perturbadores, y que incluso hacen vibrar los vidrios de las ventanas”, dice el texto de la denuncia.
Esta situación se repite en varias zonas de la ciudad en la que según el Plan de Ordenamiento Territorial acuerdo 287 del 2015, los establecimientos correspondientes a bares, tabernas, discotecas y similares, así como clubes o cualquier razón social con consumo de licor al interior del establecimiento se le atribuye la categoría de actividades especiales.
Por lo tanto, sus observaciones establecen que deben estar ubicados en áreas de actividad intensiva, no podrán superar los limites permitidos de decibles correspondientes y deben respetar unas distancias a suelo residencial, alejados a más de 200 metros de centros educativos, de salud y religiosos.
La emisión máxima de ruido en zona residencia según el documento depende de las horas de apertura. Entre las 7:00 a.m. y las 21:00 p.m. no deben sobre pasar los 64 decibeles (dB) y durante la noche de 21:01 p.m. hasta las 7:00 a.m. mantenerse en 55 dB.
Se establecieron 12 zonas para el desarrollo de la actividad en los barrios el Estero, Porfía, La Reliquia, Morichal, Delirio, Maracos, Gaviotas, Capachos, San Benito, Siete de agosto, Grama, Villa Julia y Centauros, que suman 325 predios destinados a este servicio.
Sin embargo, la Cámara de Comercio de Villavicencio dijo que hasta el 2022 existían 1965 matrículas mercantiles vigentes, de establecimientos dedicados a esta actividad. Lo que claramente representa un conflicto para los comerciantes ya que los lugares establecidos, no son ni la cuarta parte de los existentes.
Respecto al tema de los decibeles, un estudio realizado por Funecol, registró que en zonas como el Siete de Agosto donde el límite de ruido no debe superar los 55 dB, arrojó una medición de 90 dB durante la noche, es decir que, si solo ese punto está así, el resto de establecimiento perturban la tranquilidad de los habitantes.
Entre las propuestas planteadas desde la comunidad y la secretaría de Planeación, se encuentra la construcción de un malecón en el río Ocoa con una vía paisajística y donde se pueda destinar un suelo a lúdicos, también se plantea la utilización de centros comerciales para estas actividades, cambiar distancias en la zona residencial y pensar en la zona céntrica del municipio durante la noche.
Desde la Policía Metropolitana se hacen controles por medio de un sonómetro para evaluar los establecimientos, si se infringen estos limites se impone la respectiva medida correctiva establecida en el código de policía y convivencia ciudadana donde acarrea suspensiones temporales a la actividad.
