Tajante y contundente fueron las declaraciones de la Iglesia católica contra el Gobierno nacional. Las situaciones que se viven en
«Aquí tendríamos que decir que se volvió al punto cero del conflicto. Realmente el hecho de que las FARC hayan dejado las armas no ha garantizado en estos territorios que haya llegado la paz. Lo que llegaron fueron nuevos actores con las mismas prácticas», dijo monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de la diócesis de Quibdó.
La Iglesia exige que se garantice a estas zonas golpeadas por el conflicto armado, en cuanto a desplazamiento, confinamiento, violaciones y abusos, el derecho a la paz.
«Exigimos que se logre la reactivación urgente de la mesa de diálogos con el ELN, con criterios de verdad y coherencia, estableciendo un cese bilateral al fuego y asumiendo la propuesta del acuerdo humanitario ya para el Chocó», indicó monseñor Atahualpa Hernández.
Los señalamientos fueron más allá. Después de las comisiones adelantadas en ambos departamentos, monseñor Juan Carlos Barreto asegura que el gobierno de Duque es un gobierno sin empatía social.
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“El Estado colombiano no garantiza los derechos básicos en materia de salud, educación, vivienda digna, productividad y mercadeo, recreación y deporte, seguridad alimentaria y servicios públicos. En esta perspectiva se puede afirmar que el Estado es el principal victimario en estos territorios», puntualizó monseñor Barreto.
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Y es que, hoy en día, Chocó alcanza cifras como estas:
74% de la población no cuenta con agua potable
23% de la población es analfabeta
“En lo que va del año ha habido más de 5000 mil desplazamientos de personas, más de 30 mil personas confinadas (..) lo que es un incremento en esta situación», indicó por su parte Juliett Rivero, delegada de la ONU.
Son flagelos generados, según la Iglesia, por la falta de una fuerza pública sin control territorial.
«Ineficacia de la presencia de la fuerza pública para un adecuado control territorial que en algunos casos se configura en clara situaciones de convivencia con el Clan del Golfo. Todo lo anterior está destruyendo los tejidos culturales, organizativos y comunitarios», agregó monseñor Juan Carlos Barreto.
Otro índice que preocupa es el de los suicidios entre jóvenes de 14 a 25 años en estos territorios.
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